24 octubre de 2022
“Seguimos siendo adictos a los combustibles fósiles. Por el bien de la salud de nuestras sociedades y del planeta, tenemos que dejarlos, y dejarlos ya”. Antonio Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas.
Como cada año, el 24 de octubre se conmemora el “Día Internacional contra el Cambio Climático”. Aunque esta efeméride no ha sido explícitamente aprobada por la resolución de Naciones Unidas —como el “Día Internacional de la Madre Tierra” (22 de abril) o el “Día Mundial del Medio Ambiente” (5 junio)—, su repercusión y difusión es muy importante. Con ello, es una iniciativa apoyada por la ONU con el fin de generar acciones para contrarrestar el cambio climático.
Entre los científicos existe un amplio consenso en que el planeta está sufriendo una fase de calentamiento “acelerado”, que se refleja en una subida de las temperaturas medias mundiales. Este hecho se debe al aumento de los gases de efecto invernadero, que llegan a la atmósfera como consecuencia de la actividad humana, en buena medida por nuestra vida cotidiana: entre otros, el uso de energía procedente de combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas), de la producción agrícola-ganadera o de la deforestación.
En este contexto, los efectos de un calentamiento constante se harán sentir en muchos sectores de la sociedad, tanto en la producción agrícola como en la disponibilidad de agua, pero también en nuestra salud. Asimismo, afectará en los efectos de fenómenos meteorológicos extremos, en la evolución de los ecosistemas y la biodiversidad, así como en el avance de la desertificación o en la mera subsistencia de las islas y zonas costeras bajas.
Todo ello se ve refrendado por los informes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), que se instauró en 1988 para facilitar evaluaciones integrales del estado de los conocimientos científicos, técnicos y socioeconómicos sobre el cambio climático; y que ya ha promulgado su Sexto Informe de Evaluación.
Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático
En fechas próximas (del 6 al 18 de noviembre) se celebrará la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, conocida como COP27. Durante esos días, autoridades estatales, gestores, activistas climáticos, representantes de la sociedad civil y empresarial se reunirán en la ciudad egipcia de Sharm el-Sheikh para el encuentro anual más importante sobre acción climática. Esta cumbre se basará en los resultados de la COP26 para adoptar medidas en cuestiones esenciales para enfrentar la emergencia climática; entre otras, desde la reducción urgente de las emisiones de gases de efecto invernadero, el fortalecimiento de la resiliencia y la adaptación a las consecuencias inevitables del cambio climático, hasta el cumplimiento de los compromisos de financiación de la acción climática en los países en vías de desarrollo.
España: lucha contra el cambio climático y sus efectos
En España, ya en enero de 2020, el Consejo de Ministros aprobó el acuerdo de Declaración ante la Emergencia Climática y Ambiental. Desde entonces, se han aprobado normas, estrategias y planes —además de nuevas medidas—, que normalmente ha liderado el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Todas estas acciones están encaminadas a que nuestro país participe y se adapte a las mayores exigencias de un proceso internacional que busca luchar contra el cambio climático y sus efectos.
Para la Seguridad Nacional, la lucha contra el cambio climático es trascendental. Para ello, subraya la necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y aumentar la capacidad de absorción de los mismos por los sumideros naturales, y especialmente de la capacidad de adaptación y resiliencia que permita afrontar los cambios inevitables.
Por otro lado, tal y como se recoge el Plan Integral de Cultura de Seguridad Nacional, «en el marco de un Estado social y democrático de Derecho, el gobierno de España asume la garantía de la seguridad humana como su función primigenia». Esta seguridad humana es inalcanzable si, tal como indica la Estrategia de Seguridad Nacional 2021 (ESN21), no se planifica comprendiendo que: «Las pandemias, el cambio climático, los ciberataques o las crisis financieras son todos riesgos y amenazas complejas, a menudo interconectadas, que pueden desencadenar crisis en cascad». Por último, la propia ESN21 considera que la transición ecológica, guiada por la lucha contra los efectos del cambio climático es uno de los vectores de transformación que dirigirán la evolución de los riesgos y las amenazas sobre la seguridad nacional.