La relación entre cambio climático y desplazamiento es una cuestión bastante compleja. Sin embargo, está más claro que nunca que el clima modifica los patrones de los desplazamientos. Aunque los fenómenos meteorológicos, como las inundaciones y las tormentas, ocurren de forma natural y no es posible atribuir ninguno de ellos directamente al cambio climático, existe un consenso generalizado de que el cambio climático inducido por el hombre está afectando la frecuencia, la intensidad, el alcance geográfico, la duración y el calendario de los fenómenos meteorológicos extremos. Por tanto, ningún fenómeno meteorológico es ya totalmente “natural”, sino que se produce en el contexto de un clima que se encuentra en un estado de transformación. Las grandes catástrofes, que en el pasado solo se producían ocasionalmente, son ahora más frecuentes. De hecho, con cada aumento de un grado centígrado de la temperatura se prevé que los riesgos mundiales de desplazamiento por inundaciones aumenten aproximadamente en un 50%2.
Millones de niños y niñas ya se ven obligados a abandonar sus hogares debido a una serie de fenómenos meteorológicos agravados por el cambio climático. Tanto si el desplazamiento se debe a una decisión inevitable y abrupta en caso de catástrofe o es el resultado de una evacuación preventiva para salvar vidas, muchos niños y niñas tienen que afrontar los problemas que conlleva el desplazamiento de sus hogares. En el contexto de los procesos climáticos de evolución lenta, los desplazamientos pueden deberse a una combinación de factores socioeconómicos, políticos y climáticos. La decisión de desplazarse suele producirse en un contexto en el que se han reducido las opciones vitales y se ha producido una erosión de los medios de subsistencia; debido a ello, los niños, niñas y jóvenes quedan atrapados entre sus propias aspiraciones y esperanzas, el deber de cuidar de sus familias y comunidades, y las presiones para que abandonen su hogar.
Los desplazamientos, ya sean de corta duración o prolongados, pueden multiplicar los riesgos relacionados con el clima que corren los niños, las niñas y sus familias. Tras una catástrofe, los niños y niñas pueden quedar separados de sus padres o cuidadores, lo que aumenta el peligro de que sean víctimas de la explotación, la trata y el abuso. Los desplazamientos pueden interrumpir el acceso a la educación y la atención sanitaria, exponiendo a los niños y niñas a la desnutrición, las enfermedades y la falta de una vacunación adecuada. Además, los lugares de evacuación superpoblados y con escasos recursos podrían estar situados en zonas vulnerables al clima.
Pese a todo ello, los niños y niñas desplazados por fenómenos meteorológicos han sido hasta la fecha invisibles desde el punto de vista estadístico. Los datos existentes sobre desplazamientos rara vez se encuentran desglosados por edad, y en aquellos contextos en que los fenómenos meteorológicos extremos se producen al mismo tiempo que una rápida urbanización, un conflicto o una situación de fragilidad, es aún más probable que la situación de los niños y niñas desplazados pase desapercibida. La falta de datos entorpece la tarea de identificar a los niños y niñas que corren los mayores riesgos y de ayudarles a recuperarse, prosperar y adquirir la resiliencia que necesitan frente a los problemas futuros relacionados con el clima.
El informe analiza los peligros meteorológicos más comunes que provocan el mayor número de desplazamientos: inundaciones, tormentas, sequías e incendios forestales. En conjunto, estos peligros representan más del 99% de todos los desplazamientos relacionados con el clima registrados por el IDMC desde 2016, mientras que peligros como el calor extremo, la erosión y los deslizamientos de tierra, constituyen el resto.
