Integrar la naturaleza en los modelos socioeconómicos es una tarea urgente. El planeta se encuentra en un proceso continuado de pérdida de biodiversidad y de alteración o modificación de los paisajes, cuyos efectos sobre el funcionamiento de los ecosistemas y, por lo tanto, sobre el bienestar del ser humano son complejos y difíciles de predecir, aunque los impactos ya son notables El ritmo de crecimiento de la población, la sobreexplotación de recursos naturales, el impacto de la crisis climática, sanitaria y energética y los últimos conflictos bélicos, sumado a las necesidades surgidas tras el proceso de globalización, hace que nos encontremos ante nuevos escenarios en los que es necesario aplicar un mayor impulso y coordinación entre las políticas y estrategias y los proyectos y actuaciones que aborden un cambio transformador, que minimice los efectos negativos y que, a su vez genere un valor añadido a la economía y la sociedad.
Para ello, es necesario incorporar datos basados en el conocimiento científico, con el fin de obtener una visión holística y coherente, para que el patrimonio natural y su biodiversidad sean tenidos en cuenta en la toma de decisiones por empresas, instituciones financieras y gobiernos. Se requiere reforzar la integración de la ciencia en la toma de decisiones relativas a las políticas de planificación, protección, conservación, restauración y gestión sostenible de la biodiversidad, y regular los instrumentos precisos para el conocimiento y la planificación del patrimonio natural y la biodiversidad.
El conocimiento científico es un pilar fundamental para abordar la toma de decisiones con el necesario rigor y maximizando su eficacia. Los desafíos a los que se enfrenta la sociedad actual como el calentamiento global, la pérdida de biodiversidad, la modificación de paisajes, la desertificación, el reto demográfico, la desigualdad, la injusticia o la inequidad social, son retos en los que la ciencia se pone al servicio de hombres y mujeres para aportar soluciones.
Tomar decisiones que den respuesta a retos y desafíos complejos, requiere de un conocimiento holístico y suficiente para abordarlos con la determinación y confianza necesaria para la búsqueda de una óptima solución. Los órganos de gobierno y gestión deben apoyarse en el mejor conocimiento disponible, para comprender los aspectos científicos de los grandes desafíos ambientales que enfrenta la sociedad y dar las adecuadas respuestas a los ciudadanos y a los sectores productivos que representan el motor social y económico de un país.
Conservar, restaurar y hacer un uso sostenible de la biodiversidad no solo consiste en proteger el medio natural, sino que también implica tomar decisiones sociales y económicamente justas. En la situación actual, es necesario abordar grandes desafíos ambientales con carácter de urgencia y tomar decisiones ambiciosas alineadas con los objetivos globales, lo que evidencia la necesidad de reforzar la incorporación de la ciencia en la toma de decisiones.