Blesa celebra la Fiesta del Aguasvivas con visitas al molino y paseos junto al río

En torno a 80 personas disfrutaron el pasado sábado de una jornada de convivencia con el Río Aguasvivas con protagonista. Se trata la segunda edición de una fiesta organizada por la Asociación Río Aguasvivas Limpio de la localidad de Blesa, aunque en el evento tomaron parte no sólo blesinos, sino también personas que acudieron desde Muniesa Letux o Huesa del Común.

Durante la jornada, los participantes tuvieron oportunidad de conocer el entorno natural del Aguasvivas, visitar un antiguo molino harinero y comer todos juntos en el frontón. Además, también hubo charlas y se montó un photocall simulando una antigua escuela para hacerse fotos con el pupitre, el globo terráqueo y los libros. En la fiesta tampoco faltaron la música y los juegos tras la sobremesa.

El Comisario de Aguas adjunto de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), Javier San Román, ofreció por la tarde una charla sobre el río Aguasvivas a la que asistieron en torno a 70 personas. Detalló que el tramo de la cabecera, previo al azud de donde se toma su agua para el canal alimentador del embalse de Moneva, goza de buena salud ambiental en los escasos tramos superficiales donde tiene agua, según todos los parámetros. No obstante, entre llueva y Huesa del común son escasos los periodos del año donde hay agua y alberga formas de vida, aparte de mantener las tradicionales choperas y su ecosistema de aves e insectos. El único riachuelo que mantiene un pequeño caudal casi todo el año es el afluente Marineta.

Las aguas del Aguasvivas son tan someras, las sequías tan presentes y los aprovechamientos tan exigentes, que CHE ha dejado de dar ningún tipo de nueva concesión en toda la cuenca (como ha decretado para alguna otra cuenca de ríos pobres y muy aprovechados).

En el turno de preguntas, los asistentes lanzaron múltiples dudas sobre el cauce, como la depuración de las aguas, inexistente en la cuenca, o el tratamiento de los purines.

Tres grandes azudes

El río Aguasvivas en el término de Blesa tuvo un gran aprovechamiento de sus aguas, desde antiguo. Si se recorre por la citada PR TE-250 se puede disfrutar paseando por su cauce de los tres grandes azudes de sillería que levantaron en los mejores estrechos allá por el Renacimiento. Además, se levantaron en distintas épocas seis molinos harineros, de los cuales dos son hoy en día visitables en el casco urbano, auténticos museos en sí mismos.

Precisamente los participantes en la jornada tuvieron la oportunidad de recorrer uno de ellos, el Molino de la Cueva, que les enseñó su copropietario, Miguel Simón. Allí les explicó como estaba construido y por donde circulaba el grano y la harina, cuál era la fuerza motriz, y como en tiempos de su abuelo, se dejaron de utilizar los rodetes para ser sustituidos por una potente turbina, con la que además, una sociedad de blesinos pasó a generar electricidad para el propio pueblo.

La visita a la industria harinera se completó con las aportaciones del investigador Javier Lozano, que ha recopilado y publicado la historia de todos los molinos harineros de la localidad.

Tras la visita, una parte de los asistentes realizó una ruta por el río hasta el paraje Del Pozo del Cuervo, donde las aguas se infiltran al acuífero. El resto visitó la casa-Museo Molino Bajo, que se restauró en el año 2007 para convertirse en centro de interpretación de la Ruta de las Presas Históricas Del Río Aguasvivas.

A la jornada asistió el fotógrafo y documentalista Patxi Uriz, que se ha especializado en viajes alrededor del mundo, gastronomía y mundo rural y que estaba en la zona porque está rodando tomas para un documental en la vecina localidad de Huesa del Común.

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