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Las octavas Jornadas Geológicas ponen en valor las Saladas y el paleocanal de Alcañiz

Las lagunas hipersalinas y los paleocanales fluviales del entorno de Alcañiz protagonizaron este domingo el arranque de las VIII Jornadas de Divulgación y Defensa del Patrimonio Geológico Turolense, orientadas a valorizar lo “cotidiano” y defenderlo ante las amenazas y el olvido que lo sitúan en riesgo de destrucción. Los regadíos que han proliferado en las Saladas amenazan la biodiversidad del conjunto endorreico más septentrional de Europa.

Así lo explicó el coordinador de las jornadas, el geólogo alcorisano Luis Moliner, que el domingo contó con la colaboración del agente de protección de la naturaleza (APN) Javier Escorza para realizar un recorrido por el complejo de 30 lagunas de Alcañiz y Calanda. Suman más de 680 hectáreas consideradas como uno de los conjuntos endorreicos más importantes de la Península Ibérica, aunque hoy convive con un entorno de tierras regables, puesto en marcha en los últimos años a través de los planes públicos de nuevos regadíos.

Esto ha propiciado que, pese a que el espacio cuenta con las figuras de Lugar de Interés Geológico (LIG) y Lugar de Interés Comunitario (LIC), “el máximo grado de protección”, la legítima modernización agrícola ha dispuesto un hábitat diferente al histórico, por lo que las saladas “están en peligro” e incluso algunas “están ya cultivadas en su totalidad”, advirtió Moliner.

De modo que estas jornadas tienen como objetivo conocer la importancia estos enclaves naturales como ya sucediera hace unos años cuando estuvieron dedicadas a los lagos turolenses “como testigos de los cambios climáticos”, recordó Moliner.
“En las zonas áridas hay muchísima más biodiversidad de la que pueda haber en un bosque o un pinar”, explicó el geólogo.
El sisón está amenazado
Desde la salada grande de Alcañiz, la más extensa con más de un kilómetro cuadrado de superficie, Escorza explicó el ecosistema estepario, que cuenta con “aves y plantas muy especializadas porque viven con un mínimo de agua”, máxime este año en el que no ha llovido apenas y ello ha puesto en riesgo la continuidad de especies como el sisón.

Las saladas son espacios llanos sin apenas escorrentía en los que se produce una disolución en materiales evaporíticos, con una climatología de lluvias escasas que no ayuda a la generación de cauces fluviales, siendo característica la presencia de paleocanales, formaciones de roca arenisca que sobresalen de la llanura por la erosión diferencial ejercida durante miles de años y que ha puesto en relieve los antiguos lechos fluviales.

En las partes más próximas a las cubetas, la poca infiltración de agua que permiten los suelos ha favorecido la presencia de sales y de yesos muy característicos por todo el entorno, con presencia de endemismos muy representativos. Junto a plantas como la salicornia enana y el microcnemum, conviven algunos ejemplares de avifauna esteparia como el sisón, considerado como una avutarda en miniatura que ya ha desaparecido. También existen la ganga ibérica y la ganga ortega, ambas adaptadas a las duras condiciones ambientales, o el alcaraván con sus largas patas. También el cernícalo primilla, un pequeño halcón que sólo se alimenta de insectos y micromamíferos.
Testigos climáticos
Moliner explicó que las Saladas de Alcañiz constituyen la superficie endorreica árida más septentrional de Europa. Sobre todo se dan en desiertos de África.

“Son importantes a la hora de avisarnos y contarnos los cambios climáticos que ha habido en el pasado” porque acumulan “sedimentos de hace unos 2,5 millones de años en el fondo”. Fósiles como pólenes y esporas de vegetación dan información también sobre incendios, y permiten afirmar que hace 11.000 años ya había agricultura en al zona.

De modo que “son un laboratorio geoquímico de primer orden, sobre todo “cuando hay agua y precipitan distintos tipos de sales y a distintas horas del día”, como la glauberita o la alita, explicó el geólogo, quien resaltó también el paleocanal de la Formación Caspe, “el más extenso de la Tierra” y donde se están realizando escalada boulder.

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Actividades en Alcorisa, Abenfingo, Castellote y Estercuel
A lo largo de una semana, dentro de las Jornadas Geológicas renombrados científicos ofrecerán visitas, conferencias y exposiciones para acercar la ciencia al público en Alcorisa, Abenfigo, Castellote y Estercuel.

Este año, las jornadas llevan por título Nuevas líneas de investigación paleontológica y nuevos grupos de fósiles en Teruel, y se homenajeará a Enrique Peñalver Mollá, paleontólogo del CSIC estudioso de los insectos conservados en yacimientos turolenses. Tendrá lugar el 22 de agosto, a las 19:30 horas en el Valero Lecha de Alcorisa, donde él mismo dará conferencia acerca del ámbar turolense y su contenido fósil.

El 20 de agosto, en Estercuel, abrirá la exposición fotográfica Paleontología pixelizada, con fondos de la Sociedad de Amigos del Museo de Ciencias Naturales de la Universidad de Zaragoza. La muestra podrá visitarse hasta el día 31.

La actividad se trasladará a Alcorisa a partir del 21 de agosto. Samuel Zamora, paleontólogo del Instituto Geológico y Minero de España-CSIC, hablará sobre los nuevos invertebrados fósiles de Teruel. En la inauguración oficial, ese día, participarán el doctor en Filosofía y Letras y licenciado en Periodismo Carlos Sauras y el alcalde de Alcorisa, Miguel Iranzo.

El viernes se conocerá el fallo del jurado del concurso Pangea de microrrelatos geológicos y paleontológicos, al que este año han concurrido más de 30 trabajos. La tarde se cerrará con una conferencia de Rafael Royo, profesor e investigador del Grupo Beagle-IUCA, acerca de los recursos de la geología y paleontología de Teruel para enseñar en las aulas.

El sábado, las jornadas visitarán el yacimiento de troncos fósiles de El Barranquillo en Castellote, catalogado como Lugar de Interés Geológico. También habrá una visita al yacimiento de icnitas de Abenfigo, tras la cual se clausurarán las actividades.

Fuente: Diario de Teruel

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