Las crecientes emisiones de gases de efecto invernadero están sobrealimentando fenómenos meteorológicos en todo el planeta. Estas crecientes calamidades cuestan vidas y cientos de miles de millones de dólares en pérdidas y daños.
Tres veces más personas son desplazadas por los desastres climáticos que por la guerra. La mitad de la humanidad ya está en la zona de peligro. El mundo no está invirtiendo en proteger las vidas y los medios de subsistencia de los que están en primera línea. Los que menos han hecho para causar la la crisis climática está pagando el precio más alto. Poblaciones enteras están viéndose sorprendidas por una cascada de desastres climáticos sin ningún medio de alerta previa.
Debemos invertir por igual en adaptación y resiliencia. Eso incluye la información que nos permite anticiparnos a tormentas, olas de calor, inundaciones y sequías. Las comunidades y las naciones necesitan advertencias adecuadas y la capacidad de responder a eventos climáticos extremos.
Todas las personas deberían estar protegidas mediante sistemas de alerta en un plazo de cinco años, con la prioridad de apoyar la los más vulnerables primero. Este Plan de Acción ejecutivo establece el camino concreto a seguir para lograrlo.
Este documento describe cómo el sistema de las Naciones Unidas y una amplia gama de socios trabajarán juntos para cumplir eficazmente con este objetivo. Los hechos son claros. Las alertas tempranas salvan vidas y generan enormes beneficios financieros. COP27 es la COP para su implementación. Ahora es el momento de implementar Alertas Tempranas para Todos.