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Una herencia enquistada se convierte en un proyecto de asentamiento rural

Buscaban una hectárea para hacerse un taller de carpintería y una casa en un pueblo y, “por suerte o por tozudez”, se encontraron con un patrimonio de 24 fincas en Araguás del Solano (Jaca) procedentes de una herencia enquistada que adquirieron en una subasta. Leticia Romeo y Damián Pinardi, vecinos de la localidad próxima de Caniás, a unos 10 kilómetros de Jaca, de pronto se vieron como en ‘Falcon Crest’. Tienen mucho más de lo que necesitan así que han sacado a la venta unos 10 terrenos para “compartir la suerte” con familias con proyectos e ilusiones, porque ya han sufrido, tras cuatro años de búsqueda, la dificultad de encontrar suelo a precios asequibles. Pero, ¡ojo!, no admiten segundas residencias “bajo ningún concepto” porque quieren crear “vida”.

Romeo apunta que han establecido unos criterios: generar asentamiento de población en el territorio, crear un tejido empresarial para generar puestos de trabajo para los habitantes de la Solana y que los proyectos sean respetuosos con el medio ambiente y los objetivos de la agenda 2030. Además, se priorizarán los proyectos de bioconstrucción y permacultura. De hecho, ya se han puesto en contacto con el Ayuntamiento de Jaca para trasladarles propuestas e incluso que pueda llegar a ser considerada como “una zona de respeto climático”.

Al mismo tiempo, aseguran que el precio es “justo” para que cualquiera pueda participar. Fijaron 15.000 euros por hectárea porque les pedían una orientación, pero son partidarios de que la gente ofrezca lo que le parezca justo. “Con los ciclos de las crisis, no tendría que costar más de siete u ocho años pagar una casa, porque nunca sabes qué va a pasar”, indica Romeo.

Subieron el anuncio a Wallapop e Idealista y “desde entonces esto ha sido una avalancha de ideas y buena onda”, explica. “Más de 100 personas han contactado con nosotros y han venido a ver los campos”, comenta, entre los que hay cineastas, artesanos, empresarios, hortelanos, expertos en medioambiente… “Un conglomerado de personalidades que podrían hacer más interesante si cabe el territorio, porque los pueblos están condenados, sin gentes y con casas caídas”, apunta. De momento, han vendido una y tienen cuatro reservadas, en un pueblo con 34 empadronados.

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Fuente: Diario del alto Aragón

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