La localidad zaragozana de Daroca ha acogido hoy la primera sesión de las jornadas técnicas “Prevención de inundaciones en cuencas mediterráneas: Lecciones aprendidas de la DANA de Valencia”, un encuentro con enfoque multidisciplinar que aborda cómo reducir la vulnerabilidad frente a fenómenos hidrometeorológicos extremos mediante el conocimiento técnico, la gestión forestal y la planificación integrada del territorio.
La cita, organizada de forma conjunta por el Colegio de Ingenieros de Montes en Aragón, el Ayuntamiento de Daroca, el Gobierno de Aragón y la Comarca Campo de Daroca, ha reunido a expertos de distintos ámbitos para compartir experiencias y plantear estrategias ante un riesgo creciente.
Durante la inauguración, la directora general de Gestión Forestal, Ana Oliván, ha reivindicado la necesidad de recuperar los convenios de hidrología suprimidos en 2011, como herramienta clave para acometer actuaciones estructurales desde una planificación forestal con visión de cuenca.
El doctor ingeniero agrónomo Alberto García, de la Universidad Politécnica de Valencia, ha abierto el bloque dedicado al análisis de la DANA de octubre de 2024 con una ponencia centrada en la cuenca de La Albufera. Una cuenca mayoritariamente agrícola (80%), con un barranco urbano en su parte final y con escasa superficie forestal disponible para actuar. A pesar de ello, ha mostrado que una mejora de la cubierta vegetal en el 20% forestal permitiría una notable reducción de escorrentía y de los caudales pico. Ha reconocido que estas medidas no bastan por sí solas, ha defendido su complementariedad con soluciones estructurales como encauzamientos, derivaciones y adaptación de edificaciones, subrayando que el problema es complejo y requiere una estrategia integral.
A continuación, Manuel Esteban Lucas, doctor ingeniero de montes de la Universidad de Castilla-La Mancha, ha analizado las inundaciones registradas en Letur (Albacete) durante el mismo episodio. Ha señalado que este evento supuso un campo de pruebas excepcional para evaluar el comportamiento real de las infraestructuras de defensa hidrológico-forestal. Con la excepción de uno, los diques construidos resistieron, confirmando la validez de este tipo de actuaciones. No obstante, ha advertido de la necesidad de mejorar infraestructuras aguas abajo y avanzar hacia una gestión forestal más activa, con tratamientos selvícolas, repoblaciones y, si procede, nuevas obras, todo ello en el marco de convenios de hidrología a escala de cuenca.
La mirada histórica: la torrencialidad como fenómeno recurrente
La sesión ha comenzado por la mañana con la intervención de Juan Antonio Ballesteros-Cánovas, investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales (adscrito al CSIC), quien ha ofrecido una perspectiva histórica sobre la torrencialidad en la cuenca mediterránea. Ha subrayado que las sociedades del área han convivido históricamente con estos fenómenos, pero hoy se enfrentan a un incremento del riesgo debido al cambio climático y la transformación del uso del suelo, entre otros factores. Ha insistido en que una atmósfera más cálida retiene más humedad, lo que aumenta la probabilidad de lluvias extremas. También ha destacado que no todas las inundaciones derivan de precipitaciones intensas, como lo demuestra el caso de Pineta. La clave, ha señalado, está en disponer de más y mejores datos extremos para alimentar los modelos y reducir incertidumbres.
Ordenación agrohidrológica: planificar desde el suelo
Desde la Universidad Politécnica de Madrid, el doctor ingeniero de montes José Carlos Robredo ha reivindicado la ordenación agrohidrológica como enfoque integral para prevenir inundaciones. Esta estrategia se basa en conocer los procesos hidrológicos y decidir el uso del suelo en función de su capacidad para resistir erosión y gestionar el agua. Robredo ha defendido el mantenimiento de cubiertas vegetales permanentes donde sea viable, así como la necesidad de estabilizar cauces y revertir la degradación del suelo. Ha recordado que ni siquiera el bosque más maduro puede contener determinados eventos, pero su papel es crucial para atenuar la escorrentía y conservar recursos clave como el agua y el suelo.
Restauración hidrológico-forestal: combinar ingeniería hidráulica y biológica
Por su parte, Ignacio Pérez-Soba, decano del Colegio de Ingenieros de Montes en Aragón, ha centrado su intervención en la restauración hidrológico-forestal (RHF) como estrategia clave para la regulación del caudal líquido y sólido. Ha criticado la gestión basada únicamente en soluciones hidráulicas y ha defendido una planificación desde la cuenca. Pérez-Soba ha llamado a que las actuaciones partan de un análisis global de la cuenca y del problema hidrológico a resolver, puesto que de lo contrario serían ineficaces. Ha abogado por aplicar decididamente la Ley de Montes para impulsar un plan nacional de actuaciones prioritarias en RHF, integrar estas medidas en la planificación hidrológica y vincularlas a instrumentos como la PAC o la inversión privada.
Actuar también en los tramos bajos: adaptación y memoria social
La sesión de la mañana ha concluido con la intervención de Juan Francisco Arrazola, de la Dirección General del Agua (Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico), quien ha abordado las actuaciones preventivas en tramos medios y bajos de los ríos. Ha recordado que nunca se alcanzará el riesgo cero y que las inundaciones forman parte del ciclo natural del agua. Ha presentado ejemplos como Ebro Resilience, la restauración del Arga o intervenciones en el Guadalhorce, junto a medidas para adaptar edificaciones y explotaciones agrícolas vulnerables. Arrazola ha remarcado la importancia de la comunicación y concienciación ciudadana como herramienta de prevención, ya que, según estudios, en apenas siete años la población tiende a olvidar eventos destructivos recientes.