La seguridad hídrica es un desafío global que requiere acciones colaborativas. Según el CDP Global Water Report 2020, la inacción en la industria puede generar costes hasta cinco veces mayores que la implementación de medidas adecuadas. En este contexto, el consumo de agua en los centros de datos emerge como un aspecto crítico y, a menudo, subestimado dentro de la gestión de estas infraestructuras tecnológicas.
Los centros de datos son esenciales para el funcionamiento de internet y la computación en la nube, lo que los convierte en una pieza clave de la economía digital. Sin embargo, su operación demanda grandes cantidades de recursos, entre ellos el agua, utilizada principalmente en los sistemas de enfriamiento para evitar el sobrecalentamiento de los servidores. Con el crecimiento exponencial de los servicios digitales, la eficiencia en el uso del agua y la gestión sostenible de su consumo se han vuelto temas prioritarios en el debate ambiental y tecnológico.
El impacto del uso del agua en estas infraestructuras es complejo y multifacético. En regiones con estrés hídrico o propensas a la sequía, el alto consumo de los centros de datos puede ejercer una presión significativa sobre los recursos locales. Además, el agua utilizada en los sistemas de enfriamiento suele ser devuelta a temperaturas elevadas, contribuyendo a la contaminación térmica y afectando los ecosistemas acuáticos. Asimismo, la dependencia de estos sistemas expone a los centros de datos a riesgos operacionales ante posibles interrupciones en el suministro de agua.
A medida que los centros de datos se expanden, los desafíos medioambientales, económicos y regulatorios se intensifican. En Europa, el impacto de estas infraestructuras en el consumo de agua se ha convertido en una preocupación creciente, especialmente en periodos estacionales de elevadas temperaturas y escasez hídrica. Paralelamente, el debate sobre la regulación de la inteligencia artificial (IA) y la sostenibilidad de los recursos ha generado tensiones entre la innovación tecnológica y la necesidad de establecer marcos normativos. El reciente choque entre Estados Unidos y la Unión Europea sobre la regulación de la IA, evidenciado en la conferencia en París por el vicepresidente de Estados Unidos, refleja la dificultad de equilibrar el desarrollo tecnológico con la seguridad y la sostenibilidad.
Ante estos desafíos, algunas empresas han comenzado a adoptar estrategias más responsables, comprometiéndose a ser «water positive» para 2030, es decir, a devolver más agua al medioambiente de la que consumen. Este tipo de iniciativas buscan mitigar el impacto ambiental de los centros de datos y sentar un precedente en la gestión sostenible de recursos dentro de la industria tecnológica.
Este informe analiza estos retos y oportunidades, explorando el equilibrio entre innovación y regulación, así como las estrategias de sostenibilidad que pueden ayudar a reducir el impacto ambiental del crecimiento acelerado de los centros de datos.