El cambio climático no es sólo uno de los retos ambientales trascendentales a los que se enfrenta la humanidad a escala global, sino que influye sobre muchos sectores, alcanzando su máximo exponente en el área de la salud. El cambio climático y sus interacciones con el medio ambiente y con nuestra salud nos preocupan cada vez más como sociedad.
El cambio climático afecta a muchos de los determinantes sociales y ambientales de la salud, incluidas la temperatura, el aire, el agua potable y los alimentos. Entre los efectos del cambio climático se pueden señalar las olas de calor y frío, los eventos meteorológicos extremos, inundaciones y sequías, entre otros; sin embargo, también tienen gran repercusión en la salud otros efectos como el aumento de la contaminación atmosférica y aeroalérgenos, el cambio en la distribución de vectores de enfermedades infecciosas o la menor disponibilidad de agua e inseguridad alimentaria. En este sentido, se debe integrar la salud en las políticas energéticas y climáticas para mejorar la salud de la población.
Este fenómeno está íntimamente relacionado con el aumento de Gases de Efecto Invernadero (GEI) en nuestra atmósfera, especialmente de CO2. Es por ello que al analizar la magnitud en la que los ciclos de vida de productos y servicios causan emisiones de CO2, se pueden identificar las concentraciones máximas y proponer estrategias para reducirlas. Este análisis se conoce como el cálculo de la huella de carbono.
Así pues, se define la huella de carbono de una organización como la totalidad de gases de efecto invernadero emitidos por efecto directo o indirecto a través de la actividad que desarrolla dicha organización.
La determinación de la huella de carbono se ha desarrollado especialmente en la industria manufacturera. Sin embargo, el sector sanitario podría tener una participación de aproximadamente un 4,4% de las emisiones globales netas (2 gigatoneladas de dióxido de carbono equivalente) o el equivalente a las emisiones anuales de gases de efecto invernadero de 514 centrales eléctricas de carbón. Si el sector de la salud fuese un país, sería el quinto emisor más grande del planeta.
En consecuencia, teniendo en cuenta el papel de la salud como sujeto activo y pasivo del cambio climático, y como responsable tanto de emisiones significativas como de la salud de las personas, debe ser un ejemplo y un referente en el proceso de descarbonización; en beneficio de la sociedad, el medio ambiente y, por lo tanto, la salud, especialmente de los más vulnerables.