#lecturasverdes. ¿Un mundo sin compras?

No se puede negar que convocar el Día Mundial sin Compras en el momento más consumista del año es de lo más oportuno para obligarnos a parar por un momento y reflexionar sobre los efectos de nuestros hábitos de consumo. Cada vez más personas tratan de tomar decisiones conscientes de compra para no contribuir a, entre otros problemas, agravar el deterioro ecológico del planeta. Hoy proponemos lecturas que nos hablan de los daños que está produciendo el consumo desaforado y de las alternativas para frenar lo que en ocasiones parece una dinámica imparable.

Datos sobre el impacto del consumo

Si queremos empezar por conocer el impacto ambiental del consumo en nuestro país, el informe Sostenibilidad del consumo en España, publicado en 2022 por el Ministerio de Consumo, hace un balance a través de la metodología del análisis del ciclo de vida y utilizando como indicadores principales la “huella interior”, referida a los impactos que se dan en el territorio en aspectos como el uso del agua, los usos del suelo o la formación de ozono fotoquímico, y la “huella de consumo”, referida al impacto global de los productos o servicios estudiados.

Elaborados por el Joint Research Centre de la Comisión Europea a partir de datos de una década, los resultados reflejan una evolución positiva de la mayoría de los aspectos ambientales analizados dentro de nuestro país, pero un empeoramiento notable de la huella de consumo en su conjunto. El informe aprovecha para incluir algunas recomendaciones que pueden ayudar a reducir el impacto de nuestro consumo individual.

Qué pasaría si dejáramos de consumir

En un registro muy diferente, el periodista e investigador J. B. MacKinnon también intenta proporcionar una panorámica de los grandes impactos que produce el consumo en El día que el mundo deje de comprar. Partiendo de la idea de qué pasaría si un día la gente dejara de consumir, va siguiendo paso a paso los efectos directos e indirectos, tanto positivos como negativos, que eso tendría sobre la civilización en su conjunto y sobre nuestra vida cotidiana.

En un primer momento, una caída en picado del consumo (aunque el autor recuerda que este es muy desigual entre diferentes países) conduciría a experiencias similares a las vividas durante la pandemia de COVID-19, como un cambio en la noción del tiempo para muchas personas o la desaparición de la contaminación en las ciudades, así como un mayor apego a las pertenencias tras la desaparición del usar y tirar, todo ello en un marco de aumento de la cooperación y de recuperación de contactos humanos.

MacKinnon también consulta con economistas si dejar de consumir provocaría un colapso económico o social y, admitiendo que descendería el nivel de vida actual, entendido como la adquisición de productos o la idea moderna de confort, llega a la conclusión de que sería posible una transición controlada mediante una gestión política y económica adecuadas. Lo que considera indudable es que los grandes problemas medioambientales y climáticos que afectan a la biosfera se verían rápidamente aliviados al disminuir la explotación de sus recursos.

Cerrar el círculo de los materiales

Un concepto destacado surgido en las últimas décadas para tratar de frenar el consumo excesivo y el derroche de recursos es el de la economía circular, que en su formulación ideal consistiría en diseñar los procesos de producción para que cualquier material pudiera ser reutilizado en la elaboración de nuevos productos, evitando así la generación continua de desechos propia de la economía lineal actual. El pequeño manual La economía circular, de los investigadores Pablo del Río González, Christoph P. Kiefer, Ana M. Guerrero Bustos y Félix A. López Gómez, define con detalle y claridad qué es, cuáles son sus implicaciones para la sociedad y cómo se puede pasar del sistema actual a una producción y consumo más conscientes.

Señalando que cualquier persona practica la circularidad cuando decide reparar un objeto o cuando separa residuos para reciclar, el libro muestra los beneficios tanto económicos como ambientales que supondría su implantación a gran escala y describe cómo funcionaría en sectores de gran calado industrial, como la construcción y la metalurgia. También recoge las críticas vertidas sobre esta idea, en particular la imposibilidad de cerrar el círculo de materiales en muchos productos, y muestra las barreras tanto técnicas como organizativas a las que se enfrenta para avanzar en más sectores, explicando qué pueden hacer los gobiernos para promoverla.