Mirar más allá del paisaje y aprovechar de manera sostenible los recursos naturales implica no solo conservar el medio ambiente, sino también crear oportunidades económicas y sociales para los territorios rurales. En esta línea trabaja el proyecto BioPirineo que aboga por establecer un marco legislativo claro que regule los servicios ecosistémicos, promover la valorización de estas acciones para reconocer su verdadero valor ambiental y socioeconómico, y avanzar en la búsqueda de financiación que permita convertir estas herramientas en soluciones reales para la gestión sostenible del territorio.
Estos temas se han tratado en el evento ‘Futuro y oportunidad para el Territorio: Servicios Ecosistémicos’ en el Hotel Sánchez en Aínsa en el marco de un Desayuno de DIARIO DEL ALTOARAGÓN, patrocinado por BioPirineo. El proyecto está desarrollado de manera colaborativa por la Fundación Ecología y Desarrollo (Ecodes), el Instituto Pirenaico de Ecología (IPE/CSIC), Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (Cita) y Eco-union; y con el apoyo de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco) a través del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR), financiado por la Unión Europea–NextGenerationEU.
La cita ha contado con la participación de la directora general de Gestión Forestal del Gobierno de Aragón, Ana Oliván, y el director del Área de Acción Climática y Bioeconomía de Ecodes y responsable del proyecto BioPirineo, Pablo Pevidal; el alcalde de Aínsa-Sobrarbe, Enrique Pueyo, Marcel Iglesias, en representación de la Asociación Española de Municipios de Montaña (EsMontañas), y el técnico de Acción Climática y Bioeconomía de Ecodes, Carlos Portero.
Entre los asistentes también han estado el alcalde de Boltaña y diputado autonómico, José María Giménez, y varios diputados provinciales, así como público de diferentes sectores profesionales relacionados con la conservación, la naturaleza, el turismo y el sector primario.
La jornada ha comenzado con una exposición a cargo de Carlos Portero, quien detalló las líneas principales del proyecto BioPirineo: la identificación de los servicios ecosistémicos, valorar su viabilidad y estudiar las posibilidades de que se conviertan en herramientas útiles para la conservación del territorio y la dinamización socioeconómica

Tras esta exposición, ha tenido lugar a mesa redonda, que reunió a Pablo Pevidal, director del Área de Acción Climática y Bioeconomía de Ecodes; Marcel Iglesias, representante de la Asociación Española de Municipios de Montaña (EsMontañas); y Enrique Pueyo, alcalde de Aínsa y que estuvo moderada por Verónica Allué. El diálogo ha permitido analizar el papel de los servicios ecosistémicos, los retos del territorio y las oportunidades que pueden abrirse para los pueblos de montaña si se consolida un marco de financiación estable.
Pablo Pevidal ha abierto el debate recordando que el proyecto BioPirineo lleva dos años recopilando datos y analizando intervenciones en los montes pirenaicos. Ha subrayado que el reto es mayúsculo: “Solo somos capaces de aprovechar el 10 % del crecimiento de la masa forestal”, algo que calificó de “problema estructural que también se observa en otros países”.
A su juicio, esta situación tiene dos causas principales: la pérdida de población y la falta de recursos para gestionar el territorio. “En el mundo rural vive menos gente y la economía que sostenía estas actividades se ha ido perdiendo”, ha afirmado. Por ello, ha defendido que los servicios ecosistémicos podrían convertirse en “una herramienta complementaria que ayude a conservar ese capital forestal que hemos heredado gracias a generaciones de trabajo y cuidado del monte”, ha abundado.
Pevidal ha insistido en que el territorio tiene la responsabilidad de mantener ese patrimonio natural, pero recordó que el esfuerzo es demasiado. “La financiación es clave. Necesitamos nuevos mecanismos que den estabilidad”, ha explicado.
El representante de EsMontañas, Marcel Iglesias, ha puesto el foco en la evolución de los pagos por servicios ecosistémicos en la última década. Explicó que la entidad nació en 2013 con sensibilidad hacia estos modelos y que fue en un encuentro de Adelpa cuando los escuchó por primera vez. “Hoy suena a una realidad que, si llega pronto, será mucho mejor para nuestras comunidades”, ha indicado.
El alcalde de Aínsa, Enrique Pueyo, ha aportado su visión desde la gestión municipal. Explicó que, aunque el territorio posee un enorme potencial, muchos de sus recursos dependen del trabajo de agricultores y ganaderos, un colectivo que cada vez es más reducido.
Por otro lado, Pevidal ha explicado que para que un modelo funcione y sea replicable debe cumplir cuatro condiciones: que la actuación esté identificada como prioritaria por quienes viven en el territorio; que exista una metodología sólida que garantice la adicionalidad; que una entidad independiente verifique todo el proceso; y que haya una demanda real por parte de empresas o entidades públicas dispuestas a invertir.
Iglesias, por su parte, ha insistido en que la legislación es determinante. “Sin un marco que obligue a las empresas contaminantes a compensar, no habrá flujo económico suficiente. ‘Quien contamina paga’ debe ir acompañado de un ‘quien contribuye recibe”.
Pueyo ha recordado que en Sobrarbe ya existen modelos de éxito, como el trabajo de la Fundación Quebrantahuesos o el proyecto Zona Zero Pirineos. “Son auténticos espejos de lo que se puede conseguir cuando hay implicación”, ha dicho. También ha mencionado iniciativas municipales como el matadero ecológico, los productos de km0 o también el proyecto Bosque Ambar.
En cuanto al modelo ideal, Pevidal ha señalado que BioPirineo propone el bono de conservación a la naturaleza, que asignaría a cada actuación un coste y un número de bonos equivalentes. “No se trata de obligar, sino de crear un marco estable que les dé confianza”, ha afirmado. Sobre la burocracia, ha pedido simplificación: “No se trata de reducirla, sino de ponerla al servicio de los ciudadanos”.
Iglesias ha cerrado con un mensaje contundente: “Esto ya no es una opción, es una necesidad. Si no actuamos con celeridad, las consecuencias serán muy graves”. También ha criticado que los primeros interesados en entrar en el mercado de créditos naturales hayan sido fondos de inversión : “Tenemos que evitar que el dinero no llegue a quienes trabajan el territorio”.
Pueyo ha coincidido en la urgencia. Recordó que el Ayuntamiento de Aínsa ya estudia 13 actuaciones de prevención de incendios y que algunas zonas están en situación de riesgo. “Si no empezamos nosotros, será difícil que se sumen otros. Las instituciones deben dar el primer paso”, ha afirmado.
Cultura ambiental
Tras la mesa redonda, la directora general de Gestión Forestal del Gobierno de Aragón, Ana Oliván, ha subrayado la importancia de desarrollar una cultura ambiental amplia: “Todos apreciamos el paisaje, pero no siempre entendemos qué lo sostiene”, ha señalado. Oliván ha explicado que, para que los servicios ecosistémicos puedan convertirse en un mecanismo real de financiación, es imprescindible disponer de una metodología de cálculo clara y homologada. “Para que alguien pague por un servicio, primero debe entender cómo se ha medido y qué valor tiene”, ha afirmado.
La directora general ha añadido que, para que modelos como BioPirineo puedan consolidarse y avanzar hacia fórmulas de compensación ambiental, resulta imprescindible contar con un marco legislativo claro. “Lo primero es que haya una normativa que establezca cómo se calculan estos servicios ecosistémicos”, ha recordado, al tiempo que ha abogado por la colaboración público-privada.



