EL PROYECTO de Bio Palacín Planet es una iniciativa familiar que nació hace seis años en Pomar de Cinca. Lo hizo de la mano de Lucía Palacín, quien recogió el testigo de sus padres, dos agricultores que una década antes habían decidido pasarse a la agroecología al ver que el uso de agroquímicos les estaba resultando perjudicial.
Ella, por su parte, estudió Administración y Dirección de Empresas en Madrid. Después de trabajar en la capital, le llegó un proyecto por medio de una plataforma que conectaba productores con consumidores y se decidió a “volver a casa” y crear Bio Palacín Planet.
La iniciativa va “un paso más allá” que la agricultura ecológica. Su filosofía de trabajo les lleva a incorporar técnicas como la microbiología, usar la rotación de cultivos -si un año se siembra trigo, al siguiente se cambiará la variedad y al próximo, cultivos de cobertura- o a utilizar cajas nido como plaguicida ecológico.
Todo ello se lleva a cabo atendiendo a las necesidades del territorio. En Bio Palacín Planet hay un total de ocho trabajadores, algunos de pueblos cercanos y otros que “han sido asentados” gracias al empleo.
“Queremos colaborar con el desarrollo de la zona, generando puestos de trabajo que luchen contra la despoblación. Buscamos ser una empresa sostenible y que genere empleo de calidad. Nos gusta pensar en local, para repercutir en lo global”, detalla.
Sin embargo, Lucía destaca que en una zona “que ha sufrido tanta despoblación” le es muy complicado encontrar profesionales. “No es un problema solo mío, hablando con otras personas del Cinca Medio nos damos cuenta de que está completamente generalizado”, explica.
Pese a que en algunos momentos puntuales sí que habría tenido a más gente contratada, subraya que “los que estamos ahora hacemos mucha hermandad. Vamos poquito a poquito, esperando que de aquí a unos años seamos más”.
La agroecología en el centro de la empresa
La sostenibilidad es una condición sine qua non para Lucía Palacín. En su web destacan que su terreno “reúne unas condiciones ideales que queremos preservar a toda costa”, por lo que intentan que esto no cambie “cuidando el impacto ambiental y reduciendo la huella de carbono todo lo que podamos” a través de diferentes acciones.
Se definen como “amantes del medio ambiente y del cuidado de la naturaleza”, por lo que pretenden que “nuestros cultivos respeten y fomenten la biodiversidad del lugar en el que trabajamos”.
En este sentido, con el cultivo de cobertura integran la ganadería de ovino en extensivo, algo que “aporta nutrientes a la tierra -que después cultivan con estructura de mosaico- y aumenta la microbiología”. “Buscamos la simbiosis de la naturaleza para producir alimentos”, resume.
“Al final, Bio Palacín Planet consiste en la transformación de todo lo que se cultiva. Adaptamos absolutamente todo lo que sale del campo para consumo humano”.
En cuanto a sus productos, elaboran harinas de espelta, centeno, arroz, florencia aurora, garbanzo y maíz, cada una en sus distintos tamaños y formatos.
Pero también producen el grano, como distintos tipos de arroces, garbanzos, lentejas, espelta, centeno, cebada y avena.
A ello hay que sumar el ‘corderico de Pomar’ que se alimenta de sus pastos ecológicos y se desarrolla “en libertad, criándose en el mejor de los ambientes con una gran calidad de vida”.
Economía circular, grupos de consumo y dificultades
Dentro de su filosofía también está el generar grupos de consumo, contribuir a la economía circular y trabajar con productos de kilómetro cero.
Esto no siempre es tarea sencilla. Pese a que ahora abren algunos canales fuera, la mayor parte de su venta es en la provincia de Huesca.
“El tema de los grupos de consumo es muy complicado. Además de las dificultades administrativas, tampoco es fácil introducir el producto en el mercado. Con productos de escaso valor como puede ser un kilo de arroz cuesta llegar a la cantidad de pueblos que hay en el Alto Aragón”, cuenta Lucía Palacín.
Al final, los números salen “haciendo croquis”, intentando “diversificar mucho” y “utilizando infraestructuras y sinergias con otras empresas”. Pone como ejemplo la plataforma ‘Mincha d’aquí’, una red de productores de la provincia que les facilita la vida.
En definitiva, lo resume como un gran “esfuerzo personal”. Es consciente de que “muchos proyectos preciosos y con mucho sentido que empezaron a la vez acaban cerrando, porque son vidas muy complejas”.
Lucía espera que “nunca” se le acabe “esta ilusión”, aunque reconoce que “a veces dan ganas de mandarlo todo al garete”. Rememora que llegó a sufrir un accidente al volante por el cansancio que tenía acumulado, pero se agarra a que “estamos haciendo alimentación de calidad” y a que “llegará un día en que esto cambie”.
Noticia completa. Diario del Alto Aragón. Andrés Santafé