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BC3: «Si solo cuentas la parte negativa del cambio climático generas más negacionismo»

Olas de calor extremas, veranos extremadamente cálidos, temperaturas por encima de los 30ºC en pleno mes de octubre. Estos son algunos de los acontecimientos que se han o, mejor dicho se están, viviendo en las últimas semanas y meses. «Estos son algunos de los signos del cambio climático», responden los expertos. En las metas marcadas por Naciones Unidas, tras su revisión en 2020, se señala que «2019 fue el segundo año más cálido de la historia». Probablemente, en 2024 diremos, según apuntan todas las previsiones, que «2023 es el año más cálido desde que hay registros». El Acuerdo de París, aprobado en 2015, aspira a reforzar la respuesta mundial a la amenaza del cambio climático manteniendo el aumento global de la temperatura durante este siglo muy por debajo de 2ºC con respecto a los niveles preindustriales. Los cálculos actuales apuntan a que los vamos a superar, aunque la directora del Basque Center for Climate Change (BC3), María José Sanz, es optimista y «estamos aún a tiempo».

-¿Cómo ve el cumplimiento del ODS 13 – Acción por el clima?

-Es un ODS complejo, además no se pueden contemplar por separado porque están muy interrelacionados. Este objetivo se restringe a las metas de mitigación que se han establecido y estamos un poco retrasados. El compromiso existe, pero la ejecución es distinta y ahí no vamos bien.

-¿Se está haciendo todo lo posible desde la parte privada y desde la parte pública en esa mitigación del cambio climático o cumplir con el Acuerdo de París?

-Depende del país. Es un tema complejo porque requiere una revisión muy profunda de algunos de los pilares de nuestra economía actual. Se están haciendo cosas, pero, obviamente, se podrían hacer muchas más, pero no es fácil. Tiene que haber un compromiso político y también uno social, pero, en estos momentos, hay otras crisis a nivel global que nos están distrayendo de estos compromisos medioambientales y que, potencialmente, nos pueden retrasar más de lo previsto.

-Sin contar esas crisis que nos distraen, ¿íbamos tarde ya? ¿Se puede hacer algo para contrarrestar lo que pueda pasar?

-Se puede, porque si no hacemos nada puede ser peor. Ya estamos viendo lo que puede pasar y es cierto que si no hacemos nada, los impactos pueden ser muchísimos peores. Cuanto más nos retrasemos, más crisis habrá que gestionar y habrá que invertir más recursos en resiliencia y en abordar los impactos que traen estas transformaciones.

-¿La sociedad está preparada para lo que pueda pasar? ¿Somos conocedores de esas transformaciones?

-En el último año, la sociedad está bastante más concienciada de que tenemos un problema delante y afecta a muchos sectores. Por ejemplo, este verano hemos visto un aumento del turismo en País Vasco en detrimento del sur de España. Estamos viendo que sitios que anteriormente eran muy turísticos ahora lo son menos por la climatología. La sociedad es consciente de lo que pasa Yo creo que este último año la sociedad se conciencia bastante más de que que tenemos un problema sobre todo, pues porque hay y además porque está afectando a sectores e incluso al turismo y en desplazamiento de las de los flujos turísticos, porque sitios que anteriormente eran muy turísticos por la climatología y que ahora mismo, pues es imposible, no se ha visto aquí en el País Vasco ha habido un aumento del turismo en detrimento del sur de España. Tenemos que conseguir que la sociedad vea que este problema es alcanzable y hay que poner los medios para ello.

-¿Cómo lo podemos lograr?

-En comunicación vende más el desastre y lo negativo que lo positivo. Y no solo en cambio climático, sino en general. Hay que entender que la sociedad es adulta y está preparada para que los medios de comunicación les pongan sobre la mesa la información necesaria para que podamos tomar decisiones bien informadas, pero si solo les hablamos de cosas negativas, obviamente, esas informaciones no están bien informadas. Este es el problema que tenemos ahora y es colectivo y eso incluye al sector privado, al público, al ciudadano, al municipio, a la región y a los medios de comunicación.

-¿Ustedes, como comunidad científica, se sienten escuchados en esta sociedad?

-Sí, pero no creo que sea un problema que nos sintamos o no escuchados, es que muchas veces ni nosotros mismos sabemos utilizar un lenguaje adecuado. El lenguaje estrictamente científico no es necesariamente el mejor para poder comunicarse con otras comunidades, está pensado para que nos comuniquemos entre nosotros. Ahí también nosotros tenemos que hacer un esfuerzo por entender el punto de vista del que nos tiene que escuchar, porque muchas veces no somos conscientes de ellos.

-Estamos a poco más de un mes para que comience una nueva cumbre del clima. Son reuniones eminentemente políticas, ¿debería tener más peso el mundo científico?

-La concepción de las cumbres del clima está un poco desfigurada y mal entendida. Son acuerdos multilaterales en los que primero se entiende de qué se está hablando y luego se trata de llegar a acuerdos comunes respetando las circunstancias de cada uno. Ahí hay barreras de lo que uno y otro quiere y eso hay que respetarlo. Son un foro muy importante para poder entenderse que ya es un paso, pero hablas con culturas, idiomas y formas de pensamiento muy diferentes, no es fácil. Las soluciones tienen que respetar las circunstancias de cada país y tratar de buscar soluciones que mejor se adapten a esas circunstancias. La cumbre está pensada para poder llegar a consensos en el problema y en las grandes soluciones para abordarlo, luego ya tiene que implementarse con las legislaciones y con las gobernanzas de cada país.

-Pero si no hay un mandato claro o unos cauces que obliguen a todos puede que no se logre el objetivo, ¿no?

-Un proceso multilateral no puede obligar a nadie a hacer lo que no quiere hacer según su gobernanza establecida. Lo que tienes que hacer es convencerles de que eso va a ser positivo para él, que lo que es la conversación que hay que tener en estos procesos. Si todo el mundo va a lo negativo, es que esto no es bueno. Generas más rechazo y eso es lo que está provocando un incremento del negacionismo. Si tú estás en medio de una crisis y encima te están diciendo que esto es cada vez peor pues entonces no haces nada.

-¿Y cómo convencería a un negacionista que hay que hacer algo?

-Muy simple. ¿Esta sociedad y los elementos que la sustentan están funcionando y nos está dando un bienestar, una inclusividad y una justicia social y económica a todos? No. Pues mira, es una muy buena razón para empezar a cambiar y utilizar el abordaje del cambio climático como palanca para esos cambios que al final van a contribuir también a que este se mitigue y tengamos más recursos para también abordar los impactos que ya vemos. Al final es un problema de distribución, de inclusividad y de justicia social y económica.

-Si llegamos a 2030 y no hemos cumplido con las metas del ODS 13. ¿Hay plan B? ¿Qué deberíamos hacer?

-El Acuerdo de París está planteado para llegar a 2050 con la neutralidad climática…

-¿Vamos en camino?

-Todavía estamos a tiempo.

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