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El cambio climático se lleva depósitos de hielo de hace 5000 años en el Parque Nacional de Ordesa

El hielo guarda información “excepcional” y “muy frágil” que permite a los investigadores estudiar y comprender el cambio climático actual. Así lo demuestra el estudio que durante los últimos cinco años (2021–2025) ha llevado a cabo un equipo del Instituto Pirenaico de Ecología (IPE-CSIC) en las cuevas heladas del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. En total, se han analizado ocho cavidades dentro del proyecto denominado ‘Orquestra’, dirigido por Ana Moreno y Miguel Bartolomé. Todas las cuevas cuentan con sensores que permite obtener una larga serie de datos, tanto de temperatura como del hielo.

Los resultados más destacados los ha publicado el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido en sus redes sociales. Entre las conclusiones se apunta que de toda la serie temporal destaca el verano de 2023. Las intensas olas de calor provocaron una pérdida muy rápida de hielo y la entrada masiva de agua a las cuevas, introduciendo gran cantidad de calor. En una cueva se fundió una secuencia de 6 metros de altura y datada en más de 5000 años.

Se explica que algunos registros son excepcionales, ya que superan los 10 años, “claves para entender cómo responden estos ecosistemas ante el cambio climático”.

Y por primera vez en el Pirineo se han podido reconstruir las temperaturas de los últimos 700 años en una cueva.

Gracias a los resultados obtenido en el estudio se ha podido comprender la respuesta del hielo ante el calentamiento global; predecir la evolución futura de los registros fósiles; reconstruir los cambios del clima en el pasado;y conservar y gestionar un patrimonio natural frágil y excepcional.

“Estas investigaciones -añaden desde el Parque Nacional de Ordesa- nos recuerdan que las cuevas de hielo del Ordesa y Monte Perdido son sensores naturales del cambio global. Incluso a gran altitud, el aumento de las temperaturas está haciendo desaparecer depósitos que han permanecido intactos durante siglos o milenios”, subrayan.

Los trabajos realizados son muy variados y han ido desde la realización de topografía y cartografía detallada de las cuevas; seguimiento ambiental continuo mediante sensores y toma de muestras de hielo estacional y fósil, goteos y calcitas criogénicas;hasta análisis isotópicos del hielo estacional y hielo fósil, aguas de goteo, surgencias y lluvia; análisis isotópico y toma de fotografías al microscopio de calcitas criogénicas; datación de sondeos de hielo, depósito detrítico y restos vegetales, entre otros;y análisis de ADN de bacterias extremófilas y virus presentes en el hielo.

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