La campaña 2024-2025 de monitorización de glaciares pirenaicos revela un año de pérdidas generalizadas de espesor, con descensos medios superiores al metro en todas las masas de hielo estudiadas y retrocesos especialmente severos en Ossoue (Vignemale) y Llardana (Posets). Entre los resultados más significativos destaca el caso del glaciar del Aneto, cuyo cuerpo principal se ha fracturado bajo el Pico del Medio, lo que supone la pérdida de 3,6 hectáreas y la reducción de su superficie activa a tan solo 30 hectáreas.
Este episodio, junto con los fuertes descensos puntuales de hasta cuatro metros registrados en varias zonas, confirma el avance acelerado del deterioro de los glaciares pirenaicos, según los datos publicados este lunes por el Grupo de Investigación de la Criosfera en los Pirineos (Cryopyr), liderado por el Instituto Pirenaico de Ecología (IPE) y en el que colaboran las universidades de Zaragoza, Barcelona, País Vasco, Salamanca y Baleares.
El equipo de investigación visitó el glaciar del Aneto a comienzos de septiembre y constató un cambio relevante en el cuerpo principal del glaciar, que se ha fraccionado bajo el Pico del Medio y, por tanto, la masa que perdura bajo el Collado de Coronas pasa a considerarse un helero, representando un pérdida de 3,6 hectáreas.
Con este recálculo, el glaciar del Aneto queda reducido a 30 hectáreas, un valor que consolida su tendencia descendente y sitúa al mayor glaciar del Pirineo en un escenario de supervivencia comprometida.
A nivel de espesor, el Aneto registra una pérdida media de 1,2 metros, con máximos cercanos a –4 metros en las zonas donde el hielo quedó expuesto durante el verano. Solo pequeñas áreas donde persistió nieve residual muestran ganancias puntuales de hasta 1,6 metros, insuficientes para revertir el balance neto negativo.
El comportamiento del Aneto refleja la dinámica común al resto de glaciares monitorizados. Y es que, 2024-2025 ha sido el tercer peor año de pérdidas de espesor en las series históricas, únicamente superado por los extremos 2021-2022 y 2022-2023.

Entre los resultados más destacados, Ossoue (Vignemale) es el más afectado del año, con una pérdida media de 3,4 metros y máximos de 5,4 metros. En Monte Perdido el descenso medio es de 1,3 metros, con puntuales ganancias de 2,8 metros. En Llardana (Posets) la pérdida media es de 1,4 metros, con máximos de 4,1 metros. Y en Infiernos el retroceso es de 1,8 metros y expansión de la roca madre; ya considerado helero según un estudio reciente publicado en Journal of Glaciology.
Los drones utilizados por Cryopyr han permitido confirmar que las áreas que quedaron sin nieve durante el verano experimentan los descensos más drásticos, reproduciendo patrones similares a los peores años de la última década.
Noticia completa: Diario del Alto Aragón



