Científicos de la Universidad de Exeter (Reino Unido) han comprobado la migración masiva de millones de insectos por un paso de apenas 30 metros en las montañas de Pirineos, en la frontera entre España y Francia. Según un estudio publicado en Proceedings of the Royal Society B, más de 17 millones de artrópodos cruzan cada año por Bujaruelo, un puerto pirenaico de Huesca a 2.273 metros de altitud entre el pico Taillón (3.144 metros) y el Pic Entre Les Ports (2.476 metros), por donde se desplazan una gran variedad de especies, desde grandes libélulas a minúsculas moscas.
“Lo que encontramos fue realmente extraordinario”, comenta Will Hawkes, autor principal del estudio e investigador de la Universidad de Exeter, que asegura que algunos días han contabilizado el cruce de más de 3.000 moscas por metro y minuto. Como señala el científico por correo electrónico, “este paso de Bujaruelo es importante porque constituye la ruta más fácil para los insectos que vuelan en su desplazamiento por el alto Pirineo”. No obstante, explica que este puerto debe ser uno de los muchos itinerarios que pueden seguir los artrópodos para cruzar las montañas. “Los insectos son canalizados por los empinados valles de montaña y luego a través de los collados, ya que son mucho más bajos que los picos”, incide Hawkes. “Probablemente haya muchos más pasos, todos con millones de insectos que migran cada otoño”, enfatiza.
La primera vez que se detectó el paso masivo de insectos por este lugar fue en el otoño de 1950, hace más de 70 años, cuando los ornitólogos Elizabeth y David Lack se toparon “con un increíble espectáculo de migración de insectos” en el puerto de Bujaruelo, cuenta Hawkes. Este fue el primer caso registrado de migración de moscas en Europa, con la presencia de un alto número de dípteros de la especie Episyrphus balteatus, pero había mucho más, como mariposas y libélulas. Para analizar este fenómeno, los investigadores de Exeter tomaron datos del lugar cada otoño durante cuatro años, monitoreando una gran cantidad y variedad de insectos voladores diurnos dirigiéndose hacia el sur.
Los hallazgos de este paso único sugieren que miles de millones de insectos cruzan los Pirineos cada año, lo que los convierte en un lugar clave para muchas especies migratorias. Normalmente, los estudios de migración de insectos se limitan a taxones concretas como mariposas, polillas, libélulas, siendo raros los trabajos que documentan desplazamientos de conjunto con muy diferentes especies. “Esto es porque los pequeños insectos que migran suelen ser invisibles en un paisaje extenso, necesitándose equipos especializados como radares entomológicos o redes sostenidas por globos para su detección”, incide el trabajo de los británicos. Sin embargo, hay algunos sitios, como el puerto de Bujaruelo, que por sus condiciones topográficas se convierten en cuellos de botella migratorios que permiten estudiar de forma mucho más completa estos desplazamientos masivos de artrópodos.
Como detalla Hawkes, en 2018 volvieron a Bujaruelo para comprobar si la migración detectada por Elizabeth y David Lack seguía produciéndose y para registrar el número de individuos y variedad de especies. Pasados más de 70 años, el paso de los artrópodos continuaba produciendo un espectáculo fascinante. Durante los cuatro otoños siguientes, los investigadores utilizaron una cámara de vídeo para contar los pequeños insectos, recuentos visuales para cuantificar las mariposas y una trampa de interceptación de vuelo para identificar las especies que migran. Según los resultados, de los 17 millones de insectos contabilizados, la gran mayoría (un 89%) son dípteros como moscas, pero también pueden observarse un gran número de mariposas o libélulas. “Estos insectos habrían comenzado su viaje más al norte de Europa y habrían continuado hacia el sur hasta España y quizás más allá durante el invierno”, comenta Hawkes. Estos insectos migratorios de pequeño tamaño que realizan increíbles viajes son vitales para el planeta, a través de la polinización o la transferencia de nutrientes.
“Ver tantos insectos moviéndose decididamente en la misma dirección al mismo tiempo es una de las grandes maravillas de la naturaleza”, comenta Karl Wotton, otro de los investigadores que ha participado en el estudio. Según este trabajo, el número de insectos alcanzó su punto máximo cuando las condiciones eran cálidas, soleadas y secas, con vientos de baja velocidad y viento en contra para mantener a los insectos a poca altura sobre el paso y poder contarlos.
Como señala Enrique Murria Beltrán, entomólogo experto en lepidópteros que suele trabajar justamente en esta zona de Aragón, los insectos migrantes suelen volar hacia el norte en primavera y lo que han investigado los británicos es la vuelta en otoño. “El trabajo científico es muy bueno, sabía que el puerto de Bujaruelo era un paso importante para mariposas, pero no que fuera tan especial”, destaca Murria Beltrán. “La única pena es que estos estudios los tengan que hacer extranjeros, porque aquí a los pequeños investigadores nos tienen al borde del paro”.
Constanti Stefanescu, coordinador del Catalan Butterfly Monitoring Scheme (CBMS), una red de seguimiento de la biodiversidad que recoge datos sobre las mariposas, considera también que el trabajo es muy novedoso, informa Esther Sánchez. “Estamos en el siglo XXI y no sabíamos nada de esto, por primera vez se han cuantificado los grupos de los insectos que cruzan por ese paso”, puntualiza. El autor realizó otro trabajo similar en Chipre y “ambos estudios demuestran que hay un movimiento estacional impresionante hacia latitudes más altas en primavera y verano para encontrar lugares óptimos para reproducirse, mientras que a finales de verano y otoño se dirigen a latitudes más bajas”.
Noticia completa: El País. Clemente Álvarez