Zaragoza ha inaugurado hoy el renovado Jardín Botánico “Francisco Loscos”, una intervención que reivindica este espacio como una pieza histórica del Parque Grande José Antonio Labordeta y como un enclave singular de gran valor científico, educativo y paisajístico. Con una inversión de 1,3 millones de euros, la actuación ha servido para recuperar el carácter original del jardín, nacido en el siglo XVIII como heredero de la tradición botánica y medicinal de la ciudad.
La reforma consolida su estructura de jardín cerrado, con accesos controlados y una superficie de 14.825 m², respetando la fisonomía clásica del recinto pero reinterpretándola desde criterios contemporáneos de accesibilidad universal, sostenibilidad, divulgación y experiencia sensorial.
La nueva denominación —Jardín Botánico “Francisco Loscos”— reconoce la figura del farmacéutico y naturalista aragonés del siglo XIX, pionero en el estudio de la flora local y autor de numerosas obras botánicas que han sido referencia científica durante décadas. Su legado inspira el concepto del nuevo jardín: un espacio donde botánica, historia y salud se entrelazan.

La alcaldesa de Zaragoza, Natalia Chueca, ha destacado que esta reforma “recupera uno de los espacios más emblemáticos del Parque Grande, respetando su esencia histórica y devolviéndole el valor científico y divulgativo que tuvo en su origen”. Además, ha señalado que “Zaragoza gana un jardín del siglo XXI, diseñado para aprender, para disfrutar y para mejorar nuestro bienestar. Un jardín que honra la figura de Francisco Loscos y la tradición botánica de nuestra tierra”. En relación con la vertiente educativa del proyecto, ha subrayado que “el nuevo catálogo digital convierte cada planta en una puerta al conocimiento y servirá para acercar la ciencia botánica a cualquier visitante, desde escolares hasta familias o expertos”.
La alcaldesa también ha puesto en valor el enfoque verde y sostenible: “La intervención combina belleza, sostenibilidad y biodiversidad”. Finalmente, ha agradecido el trabajo del equipo interdisciplinar responsable del proyecto: “El Jardín Botánico Francisco Loscos es el resultado de un trabajo coral de especialistas en múltiples áreas. Su sensibilidad, su rigor y su capacidad para conectar historia y modernidad han hecho posible un lugar único que nos enorgullece como ciudad”. En este sentido, ha agradecido especialmente la colaboración del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Aragón, de la Cátedra de Naturalización Urbana de la Universidad de Zaragoza, del Departamento de Botánica de la Universidad de Zaragoza y de la Oficina Municipal de Transparencia y Gobierno Abierto, que han trabajado también conjuntamente para la realización de un amplio catálogo digital que está disponible en la sede electrónica del Ayuntamiento.
UN RECORRIDO POR SIGLOS DE BOTÁNICA ARAGONESA
El diseño actual recupera la tradición científica iniciada en 1796, cuando la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País impulsó la creación del primer jardín botánico de Zaragoza, vinculándolo a los listados de plantas medicinales utilizados desde 1546. Ese espíritu se actualiza ahora mediante un enfoque que combina rigor científico y accesibilidad divulgativa, y que convierte el recinto en un laboratorio vivo de biodiversidad y educación ambiental.
El proyecto ha sido desarrollado por un equipo multidisciplinar de especialistas en paisaje, botánica, farmacia, ingeniería, ecología, restauración de patrimonio, cerámica artística y diseño digital, lo que ha permitido construir un relato coherente entre tradición e innovación.

EL ARBOLADO HISTÓRICO Y EL AGUA ESTRUCTURAN EL PAISAJE
Uno de los elementos más valiosos del jardín es su arbolado centenario, auténtico esqueleto verde del espacio. Se han preservado y puesto en valor ejemplares de cedros, cipreses, plátanos, almeces, tilos, fresnos, pinos, ginkgos, robles y nogales, entre otros. Estas especies forman diferentes microambientes —soleados, semisombreados y umbrosos— que condicionan la ubicación de las colecciones vegetales y enriquecen la experiencia del visitante.
La amplia pradera central se ha reconfigurado, incorporando árboles frutales que evocan los antiguos paisajes productivos que vinculan botánica, agricultura y salud.
El proyecto otorga al agua un papel vertebrador. Los antiguos canales se han reinterpretado como recorridos accesibles de agua continua, integrados con pasarelas metálicas niveladas que permiten cruzarlos con comodidad. Su fluir suave recrea el ambiente de los jardines medicinales clásicos y aporta un componente sensorial característico del nuevo diseño.
El gran estanque-ágora se convierte en el corazón del jardín: un espacio circular que cumple doble función —depósito de riego y lugar de encuentro cultural— y que está revestido con un elaborado diseño cerámico inspirado en la cenefa barroca de la Capilla de San Lorenzo del Pilar. El borde del estanque integra iluminación LED oculta y un diseño ornamental que enlaza con los bancos cerámicos históricos. Todo el recorrido ornamental del agua funciona en circuito cerrado, garantizando un uso responsable.
PATRIMONIO ARQUITECTÓNICO RESTAURADO
Los emblemáticos bancos de azulejo del Parque Grande, datados en el primer cuarto del siglo XX, han sido minuciosamente restaurados y recolocados bajo la dirección artística de los ceramistas Fernando Malo y Frank Norton. Su iconografía, tipografías y ornamentación artesanal recuperan así su protagonismo dentro del paisaje.
La reforma incluye también:
• Caminos accesibles de árido compactado y pasarelas niveladas.
• Itinerarios podotáctiles para personas con discapacidad visual.
• Nueva señalética botánica y direccional, diseñada específicamente para el jardín.
• Iluminación LED de bajo consumo con temperatura de color adaptada para no interferir con la fauna.
• Iluminación ornamental integrada en canales y estanque.
• Mobiliario histórico restaurado y nuevos elementos móviles.
Con el objetivo de reforzar la infraestructura verde urbana, el jardín incorpora un refugio de insectos construido con gaviones rellenos de materiales naturales como cañas, ladrillo aragonés, troncos perforados o cerámica decorada. Su función es doble: favorecer la fauna auxiliar (abejas solitarias, crisopas, mariquitas o tijeretas) y ofrecer un contenido pedagógico fácilmente reconocible.
Se ha creado además un refugio de reptiles, adecuado para especies como lagartijas o eslizones, diseñado con huecos ventilados y estratos térmicos que mantienen diferentes condiciones ambientales.
Ambos refugios cuentan con paneles cerámicos y códigos QR para ampliar la información in situ.
COLECCIONES BOTÁNICAS TEMÁTICAS
El jardín organiza sus plantaciones en más de una decena de colecciones, seleccionadas tanto por criterios botánicos como sensoriales y educativos. Entre ellas:
• Aromáticas y medicinales: plantas esenciales de la tradición farmacéutica (Lavandula, Salvia, Thymus…).
• Gramíneas ornamentales: combinaciones ligeras que aportan textura y movimiento.
• Colecciones ornamentales vivaces, de gran colorido estacional.
• Acuáticas y de humedal, asociadas al estanque y canales.
• Riparias en sombra fresca.
• Alpinas, vinculadas a las coníferas del acceso.
• Culinarias y comestibles, vinculadas a la horticultura tradicional.
• Arbustos frutales y especies vinculadas a la cultura gastronómica local.
• Trepadoras, que transforman los muros en elementos vivos.
• Rosales Francisco Loscos, uno de los conjuntos emblemáticos del nuevo jardín.
Cada colección está diseñada para mostrar la relación entre plantas, salud, usos tradicionales y biodiversidad.
UN CATÁLOGO CIENTÍFICO DIGITAL SIN PRECEDENTES
El nuevo Jardín Botánico incorpora una herramienta pionera: un Catálogo Científico Digital con más de 250 fichas de especies, ilustraciones botánicas propias, información sobre hábitat, ecología, usos medicinales y distribución. Cada planta cuenta con un código QR que enlaza a su información completa, elaborada en coordinación con la Universidad de Zaragoza, el Colegio Oficial de Farmacéuticos, especialistas en botánica aplicada y el Servicio Web municipal.
El visitante puede así recorrer el jardín con su móvil y acceder a contenido riguroso, accesible y visualmente atractivo.
¿QUIÉN FUE FRANCISCO LOSCOS?
Francisco Loscos nació en Samper de Calanda (Teruel) en 1823. Se licenció en Farmacia por la Universidad Central de Madrid en 1845. Como farmacéutico rural ejerció en Chiprana (Zaragoza) y en Calaceite, Peñarroya y Castelserás (Teruel), desde donde consiguió proyectar su obra a las universidades más prestigiosas de Europa.
Además, Loscos participó activamente en el proyecto, promovido por el Colegio de Farmacéuticos de Madrid, de editar una “Flora farmacéutica española”. Para tal fin remitió, en el verano de 1858, un catálogo de la flora de Castelserás (Teruel) en colaboración con José Pardo Sastrón, botánico farmacéutico de diversos pueblos del Bajo Aragón.
Como especialista en su campo de estudio, Francisco Loscos aglutinó a un amplio grupo de botánicos considerados “la Escuela de Loscos”, el cual se perpetuó tras su fallecimiento en una epidemia de cólera en 1886. En la actualidad representa la figura máxima de la botánica aragonesa, y gracias a sus estudios se describieron también numerosas especies de plantas de Aragón como Erodium aragonense o Reseda aragonensis.



