En una cultura de subsistencia, el pan era el alimento básico. A pesar de las duras condiciones climatológicas para el cultivo de cereal, se sembraba trigo para producir harina. De este proceso y de la cocción nos habla este horno vecinal perfectamente conservado tras la iglesia-monasterio de San Pedro de Siresa, que se yergue soberana sobre el valle.
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