Exposición “Colecciones de momentos” de Kika de la Sierra
El arte impregna nuestros hogares, nuestro mundo, nuestras vidas.
En el rincón de nuestra memoria, atesoramos sonidos, olores, rostros y palabras, conformando así nuestras propias “colecciones de momentos”. A través del arte, desentrañamos estos ovillos y madejas apilados en el cesto, ansiosos por tejer la combinación perfecta de colores.
Los tonos vibrantes del verano se entrelazan como una marea de alegría y amistad, pintando el lienzo de nuestras experiencias. La pintura y el color se erigen como los cimientos mismos de mi existencia, mientras que el silencio de una tarde junto al río se convierte en una sinfonía única y contemplativa. Los juegos en el coche nos llevan a la infancia, desafiándonos a descubrir quién vislumbra primero los secretos del camino.
El sonido rápido y seco al pisar las vainas del ailanto en el suelo, el crujir de la tierra seca, nos transporta a momentos llenos de texturas y sensaciones. Los cactus en las ventanas, fieles testigos año tras año, aguardan con paciencia tu visita, mientras que las caracolas recolectadas en la playa susurran historias de lugares lejanos. Así, el arte nos permite no solo observar, sino también vivir y revivir esos fragmentos preciosos de la existencia que conforman la riqueza de nuestra experiencia humana.