El investigador y farmacéutico Santiago Vilella, que vive en Lalueza, ha aprendido sobre el impacto del esparto en la economía local durante el siglo XX. Explica que el dinero se movió mucho en la localidad gracias a la producción de esparto, lo que también benefició a la estación de Poleñino. Esto llevó a Vilella y a Feliciano a organizar una exposición y un libro sobre el esparto. “Me impliqué progresivamente ya que, conocía la pasión por el esparto de Feliciano y, con el paso del tiempo, me fue mostrando sus proyectos y ambiciones. Le aconsejé que todo eso se tenía que plasmar en un museo etnológico a modo de Centro de interpretación. Empecé de peón ayudándole a realizar escritos y solicitudes a organismos oficiales y terminé siendo el otro brazo de esta sociedad limitada. También es verdad que a mí me gustaba mucho este reto de colaboración”, expone el investigador.
La publicación tiene como objetivo ayudar a entender mejor las visitas al museo, que son gratuitas, y la compra del libro es opcional a un precio de cinco euros.
Para obtener material gráfico de calidad, Vilella contactó a Eugenio Monesma, quien previamente había hecho un reportaje sobre el esparto. Monesma proporcionó desinteresadamente sus archivos. Vilella expresa su agradecimiento por la ayuda en la presentación del libro y la inauguración del museo, “fue suficiente una llamada telefónica y ese mismo día nos recibió en sus oficinas, facilitándonos todos sus archivos sobre el esparto de manera totalmente desinteresada. El día de Jueves Santo, fecha de la presentación del libro y de inauguración del museo, ya mostré ante el numeroso público asistente, el agradecimiento por la imprescindible ayuda de Eugenio. Este agradecimiento lo volvemos a mostrar, por este medio de comunicación, en nombre de toda la población”.
Para Vilella, preservar la cultura del esparto es una responsabilidad colectiva. Destaca sus diversas aplicaciones como la cestería, alpargatería y en la construcción. Feliciano ha adquirido terrenos de esparto para desarrollar cursos y asegurar la viabilidad del patrimonio esparto, con planes de obtener subvenciones en el futuro.