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La primera comunidad energética que se pone en marcha en Aragón ya produce electricidad desde Luco de Jiloca

Y dos años después, en Luco de Jiloca se hizo la luz. Tras una larga travesía por el desierto del cooperativismo primero y de la burocracia, después, la primera comunidad energética de Aragón empezó ayer a mediodía a producir electricidad vertiendo luz a la red eléctrica. Y es que lo que ocurrió este viernes en la pedanía de Calamocha no es corriente, o sí, según se mire. Luco Energía ha sido pionera en el autoconsumo cooperativo, convirtiéndose en la referencia para un sin fin de municipios, comarcas y comunidades de dentro y fuera de Aragón.

El inicio de la producción de luz se celebró ayer en la Iglesia de Santa Bárbara con una presentación que, a modo de puesta de largo, sirvió para dar a conocer los pormenores del proyecto.

En la presentación, la vicepresidenta de la Cooperativa Luco Energía, María Navarro, recordó cómo el autoconsumo del que desde el próximo 1 de mayo podrán beneficiarse los primeros 27 socios de la cooperativa empezó “como un grupo de amigos con una idea que comentaron al resto de vecinos”. Se trató, en pleno 2020 mientras el covid hacía estragos, de “una idea que creímos que iba a ser buena” con la que, además, se podía “hacer comunidad”, dijo Navarro.

Una comunidad que por el momento ha agrupado a 27 cooperativistas en un pueblo en el que hay 71 personas censadas pero en el que en invierno apenas son 40 los residentes.

Navarro recordó que para resolver el problema de la financiación del proyecto su principal obstáculo fue la credibilidad. “Era un proyecto de algo nuevo de que no teníamos ningún aval” que demostrara los beneficios reales de asociarse para producir electricidad. Para ganar presencia, los impulsores del proyecto, María Navarro, Carlos Aríñez, Víctor Cañizares y Carlos Martín,  empezaron a presentarse a concursos de ideas con lo que empezaron a dejarse oir presentando el concepto de “energía de kilómetro 0”, dejando la imagen de ser “un grupo de gente con muchas ganas de algo por el territorio”.

El concepto era, en principio sencillo: producir electricidad para autoconsumo y vender al a red la potencia generada y no consumida. Esos excedentes podrían oscilar, en función del precio de mercado entre 5.000 y 10.000 euros y se destinarían en parte a la sostenibilidad de la cooperativa.

Pilares

El proyecto de Luco Energía se sustenta sobre tres pilares: Comunidad, ahorro y microgeneración.

Luco Energía ha tenido el valor añadido de hacer comunidad. Ese sentimiento colectivo está arraigado en Luco del Jiloca donde los vecinos se habían unido ya para recuperar la figura de los zarragones en sus fiestas de Carnaval. Ahora, con la cooperativa tienen un beneficio común e individual y cada uno ha participado en la medida de sus necesidades o sus posibilidades.

María Navarro dijo que los socios de Luco Energía son “prosumidores”, combinando las dos facetas, como consumidores y productores de electricidad al mismo tiempo, lo que permite un importante ahorro que Carlos Aríñez, miembro de la dirección de la cooperativa, estableció en un 40 o 50 por ciento en los primeros estadios del autoconsumo pero que podría subir hasta el 70  por ciento cuando los socios hayan cambiado sus hábitos adecuándolos a las horas de más producción de energía.

Presentación del proyecto Luco Energía en la iglesia de Santa Bárbara

El tercer pilar que enumeró la encargada de la faceta “más didáctica”de la sociedad, el de la microgeneración, se refiere a un modelo productivo a pequeña escala, recordando cómo una pequeña parcela en relación a la superficie del municipio permite alimentar de potencia a más de la mitad de las casas de Luco.

Un proyecto dimensionado

En uno de los puntos más altos del casco urbano de Luco de Jiloca se levantan, en un a parcela de 550 metros cuadrados y perfectamente alineados, 92 paneles solares asentados sobre unas peanas de hormigón para producir 50 kilovatios con los que abastecer de electricidad a los 27 socios. Sin embargo, el interés de buena parte de los vecinos que se habían quedado fuera del proyecto en su primera fase ahora sí muestran interés. En previsión de  esta contingencia la instalación se ampliará  para poder producir hasta 65 kilovatios.

La ampliación, así como  otras iniciativas en las que está trabajando la cooperativa, tendrán que estar listas antes de final de año para poder beneficiarse de los fondos Next Generation. Esas iniciativas pasarían por la instalación de un punto de recarga para vehículos eléctricos y la puesta en marcha de un servicio de bicicletas eléctricas en el que lo socios tendrían un uso preferente.

Poderoso caballero

Tenía razón Quevedo (Francisco de Quevedo, no Pedro Luis Domínguez Quevedo) cuando escribió aquello de que “poderoso caballero es don dinero”. Los impulsores de Luco Energía lo saben bien después de haber tenido que hilar fino y moler gordo para poder encontrar la financiación del proyecto.

Llegar al punto de ayer, cuando el huerto solar empezó a arrojar luz a la red eléctrica, ha supuesto la inversión de 80.000 euros, de los que 45.000 han sido aportados por los socios. Para reunir el resto, el grupo – fuerza de la sociedad cooperativa recurrió a donaciones reuniendo 5.300 euros a través de un portal especializado en este aspecto; 15.200 euros llegaron desde inversores privados a los que se les aseguró una rentabilidad; diferentes subvenciones reportaron a la sociedad 28.000 euros; y los 1.500 restantes se reunieron a través de charlas y servicios de asesoría y formación que llevaron a cabo los cuatro impulsores del proyecto durante estos dos años.

Además del ahorro que van a empezar a experimentar los 27 vecinos de Luco de Jiloca que se han apuntado a la primera fase del proyecto a partir del 1 de mayo, la puesta en marcha de Luco Energía ha tenido importantes repercusiones socioeconómicas en la localidad, que en poco tiempo ha pasado de tener solo una empresa censada a tres, al sumarse al bar la propia comunidad energética local y la sociedad cooperativa Optimener compuesta por los impulsores del proyecto luqueño y que ahora asesorará en la puesta en marcha de otras comunidades energéticas y que ha supuesto la creación de cuatro puestos de trabajo en Luco de Jiloca.

Felicitaciones

El primero en felicitar a los vecinos de Luco de Jiloca fue el alcalde, Manuel Rando, que trasladó la “enhorabuena por ser el primer proyecto de Aragón” en poner en marcha una comunidad energética local. Rando, que recordó que el propio Consistorio es socio de la cooperativa,  se refirió a los “muchos problemas que ha tenido el proyecto porque no existía otro igual” e insistió en que la puesta en marcha del de Luco permitirá a las administraciones aprender cómo gestionarlos mejor de ahora en adelante.

El Comisionado para la Lucha   contra la Despoblación, Javier Allué, dijo que se trata de un proyecto  que “hace visible” a la localidad y se refirió a Luco Energía como “un proyecto para exportar”. Allué publicaba un tuit más tarde en el que se refería a esta experiencia como “un proyecto pionero de producción y consumo que rebosa talento, eficiencia y replicabilidad”.

Ignacio Belanche, director provincial de Vertebración del Territorio del Gobierno de Aragón, se sumó al aluvión de felicitaciones asegurando que el caso luqueño “puede servir de ejemplo de cómo gente corriente con la idea clara de que otro modelo es posible, hace las cosas realidad”.

Los vecinos

Buena parte de los 27 socios de la cooperativa Luco Energía lo tuvieron claro desde el primer momento y vieron en la proposición de los cuatro impulsores del proyecto una vía para aligerar su factura  energética, antes incluso de que se desatara la invasión rusa de Ucrania y el precio del kilovatio se disparase.

José Carlos Soler es socio de la cooperativa “desde el primer momento”, matizó en seguida ayer instantes antes de la presentación del proyecto. Aún así, reconoció que le costó tomar la decisión “porque no se veían las cosas. No las teníamos muy claras, al menos hasta que empezaron a explicarlas”, señaló, para recordar después que “parece que nos gustó la marcha que llevaban” los cuatro impulsores de Luco Energía. Tampoco dudó Soler en reconocer que lo que le convenció del proyecto fue “el ahorro de dinero”, pensando en el “nivel al que se estaba pagando entonces la energía, que ahora se está pagando más cara”. Aún así, todavía se muestra prudente sobre los beneficios “hasta que no lo veamos”. Puede ser que sí o puede ser que no”.

Paquita Soriano recordó ayer que cuando se construyeron la casa “quería poner placas solares pero entonces estaba el impuesto al Sol y no era rentable”. Por eso, “cuando María (Navarro) nos lo comentó le dije que contara conmigo”. Soriano tachó estos dos años de tramitación como “desesperantes” por “las puñeteras eléctricas, que ponen trabas para todo y lo alargan todo lo que pueden”, dijo para reconocer que la necesidad de seguir conectada a la luz “es lo que hay. No puedes cortarla”.

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