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Las instalaciones de autoconsumo doméstico ya igualan la potencia de dos centrales nucleares

El autoconsumo doméstico de electricidad avanza en España con un ritmo intenso pese a las trabas que se derivan de factores como el elevado precio de los equipos y la lentitud de buena parte de las comunidades autónomas para regularizar las instalaciones y a las lagunas legales que siguen existiendo para su desarrollo en un país que ni siquiera dispone todavía de una definición de ‘comunidad energética’, el concepto clave para el despliegue de las energías renovables en clave de autoabastecimiento.

Pese a esos obstáculos, la instalación de placas solares en los tejados de viviendas unifamiliares y de edificios de comunidades de vecinos avanza a
un ritmo que incluso supera las previsiones del Ministerio para la Transición Ecológica y que se está intensificando ante la escalada de los precios de la electricidad y las previsiones de un encarecimiento mayor todavía en los próximos meses.

“Vamos dando pasos, pero no se dan todos los grados de libertad necesarios para el desarrollo del autoconsumo. No se entiende por qué van con el freno de mano echado”, señala Fernando Ferrando, presidente de la Fundación Renovables, sobre la lentitud con la que avanza la regulación de este ámbito del mercado energético.

“Lo que se aprueban son arbitrariedades y ‘pellizcos de monja’, cuando si quisieran de verdad que se desarrolle el autoconsumo lo tendrían fácil”, añade, al tiempo que pone un ejemplo incluido en el real decreto con medidas de ahorro energético que este jueves debate el Congreso: “establece que las compañías distribuidoras tienen que dar respuesta en dos meses a las peticiones de instalaciones de menos de cien kilowatios y en baja tensión. Pero, ¿por qué solo esas?, ¿y el resto? Seguimos sufriendo innumerables inconsistencias”.

¿Cuántas instalaciones de autoconsumo hay en España?

Los últimos datos de la CNMC (Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia), cerrados a 31 de diciembre del año pasado, contabilizan un total de 60.040 instalaciones de autoconsumo, de las que casi el 99,5% (59.703) son fotovoltaicas y domésticas mientras las 337 restantes, entre las que predominan las de carácter industrial, se distribuyen entre 273 de cogeneración, 12 eólicas, 11 hidráulicas, otras tantas de residuos y 30 de otras tecnologías.

El parque de instalaciones de autoconsumo se cuadruplicó con creces el año pasado al pasar en 12 meses de 14.602 a 60.040, con un avance de 45.394 entre las fotovoltaicas. El ritmo de instalación fue de algo más de cien diarias.

“Cabe destacar el fuerte incremento de instalaciones de autoconsumo durante 2021, que pasaron de 170 Mw (megawatios) de fotovoltaicas en enero de 2021 a 441 Mw en diciembre de 2021”, destaca el informe de la CNMC para ilustrar “la implicación del consumidor en la descarbonización e involucración en transición energética” en España.

¿Cuánta potencia suma ese parque?

Los datos de la CNMC cifran en 2,23 gigawatios (miles de megawatios, millones de kilowatios) la potencia instalada en esas más de 60.000 ubicaciones, lo que vendría a equivaler, según los datos del Miteco (Ministerio para la Transición Ecológica), a la potencia de dos cualesquiera de los siete cuerpos de las cinco centrales nucleares que siguen operativas en España, que oscilan entre los 1.027 de Ascó II y los 1.092 de Cofrentes. No obstante, el volumen de energía que genera el autoconsumo es netamente inferior al de esas instalaciones.

El año pasado, “destacó el incremento de la tecnología fotovoltaica, que pasó de 11.000 instalaciones y un total de 112 Mw en octubre de 2020 a 60.000 instalaciones y un total de 441 Mw en diciembre de 2021, multiplicándose por cuatro la potencia instalada”, reseña la CNMC.

Los datos de la CNMC cifran en 222.364 Mw.h la energía autoconsumida por los promotores de esas instalaciones el año pasado, a la que se suman otros 54.109 vertidos a la red. El resto lo cubren con electricidad suministrada por las compañías eléctricas.

Su suma, 276.473, daría para cubrir el consumo de 92.000 hogares según los cálculos de REE (Red Eléctrica Española), que cifra en 2.992 la demanda media anual de una familia, aunque en la práctica, al incluir la estimación instalaciones industriales y domésticas, la producción del autoconsumo cubre un 38% de sus necesidades.

¿Cómo se distribuye ese parque?

Un estudio de Selectra, uno de los principales comparadores de tarifas del país, basado en datos de la Unión Española Fotovoltaica (UNEF) indica que en 2021 las nuevas instalaciones de autoconsumo se repartieron entre un 41% en el sector industrial, un 32% en el residencial y un 26% en el comercial.

¿Cuáles son las previsiones de crecimiento?

Las previsiones que elabora la CNMC “considerando la información aportada por las empresas distribuidoras” apuntan a que 2022 se cerrará con un parque de 212.649 instalaciones de autoconsumo de baja tensión, lo que supone un aumento de 152.609 tras triplicar de paso la planta actual, cuya producción crecerá hasta el millón de Mw.h, de los que 791.227 serán consumidos por sus promotores mientras otros 218.298 se vierten a la red. Su suma daría para cubrir la demanda de más de 335.000 hogares.

De cumplirse esas previsiones, el ritmo de despliegue de las instalaciones de autoconsumo, en las que el grueso se concentra en las fotovoltaicas de consumo doméstico aunque dos tercios de la potencia se encuentra en la cogeneración, se habrá cuadruplicado en un año para alcanzar las 418 diarias.

¿Qué pasa con esos excedentes?

La electricidad que generan las instalaciones de autoconsumo y que no consumen sus promotores se deriva a la red, desde la que las compañías comercializadoras asociadas a las distribuidoras que operan en el sistema eléctrico, propiedad principalmente de los rentables grupos empresariales empresas del oligopolio, las venden a sus clientes.

El 96% de las instalaciones (57.866 de 60.040) tienen acuerdos de compensación con las comercializadoras por las que estas les recompensan en mayor o menor medida por esos sobrantes que les entregan.

Los tratos más habituales consisten en simplemente descontar lo vertido de lo que consumen de la red esos usuarios en cuanto oscurece y las placas dejan de generar electricidad, lo que equivale a entregar gratis a las compañías un elevado volumen de energía en las temporadas de más horas de sol, o, también, en liquidar mediante una tarificación previamente acordada ese segundo sobrante (el exceso de restar lo consumido de la red a lo vertido en ella); en ambos casos, con cómputos diarios (es lo más frecuente), semanales, mensuales o anuales.

“Resulta destacable el incremento registrado por las instalaciones con excedentes y compensación simplificada, que sumaban en diciembre de 2021 [un total de] 315 Mw con 58.000 instalaciones, frente a los 65 Mw y 10.500 instalaciones en octubre de 2020″, señalan los informes de la CNMC.

¿Cuánto cuesta instalar placas solares?

El presupuesto habitual para viviendas unifamiliares ronda los los 2.000 y los 10.000 euros

Depende de la potencia que se vaya a instalar, de la energía que necesite la vivienda y de la calidad del material, lo que sitúa entre los 2.000 y los 10.000 euros el presupuesto más habitual para viviendas unifamiliares. Cada placa cuesta entre 100 y 400 euros, mientras que el “inversor solar”, que es el aparato que transforma en electricidad la energía que captan o generan las placas puede irse a los 1.500, a lo que hay que sumarle la estructura, las protecciones, el papeleo y, cuando se trata de instalaciones aisladas, las baterías de almacenamiento.

Estas últimas, como los acumuladores, suelen tener un elevado precio y un bajo rendimiento, ya que no permiten el almacenamiento de energía más allá de unas horas o, en el mejor de los casos, días.

¿Qué ahorro pueden suponer?

Distintas estimaciones sitúan en una horquilla del 70% al 80% del consumo la reducción de la demanda de energía de las viviendas que las utilizan y que disponen de una instalación adecuada a su consumo.

“La instalación de un sistema solar de autoconsumo puede suponer un ahorro en la factura anual del 30% en el caso de comunidades de vecinos; un 50% para empresa y negocios; y hasta un 70% en viviendas unifamiliares”, estiman en Iberdrola.

Entonces, ¿se amortizan en año y medio?

Para nada. Tanto las empresas de instalación como los expertos del sector eléctrico manejan un plazo de en torno a cuatro años, que sería el tiempo necesario para dejar de pagar en electricidad tanto como ha costado el montaje y la puesta en marcha de las placas. No obstante, ese plazo se va acortando en función de cómo va subiendo el precio de la energía, ya que el ahorro crece de manera paralela a este.

Se estima que cuatro años tienen que pasar para amortizar el coste de la instalación

¿Cómo es que con un ahorro del 70% o más se tarda tanto en amortizarlas? Es una consecuencia directa del alambicado sistema de facturación de la electricidad en España, en la que la energía no tiene un peso superior a la tercera parte del recibo, y de la obligación de las viviendas con instalaciones de autoconsumo de seguir conectadas a la red para abastecerse en las horas sin sol, lo que conlleva el pago de los peajes y el resto de componentes de la factura para atender el consumo de los numerosos electrodomésticos que sigue funcionando con independencia de que sea de día o de noche.

“Un sistema fotovoltaico individual medio en una vivienda unifamiliar en España se amortiza en una media de seis o siete años, en el caso de los proyectos solares compartidos, comunidades de propietarios verticales u horizontales, el dinero invertido llegaría a recuperarse en una media de entre cuatro y cinco años“, apuntan desde Selectra.

¿Cuáles son los plazos para disponer de la instalación?

Eso depende de la disponibilidad de la empresa que vaya a realizar el montaje y de la existencia de material, para el que por el momento no se están dando “cuellos de botella”.

La mayor parte de las empresas comercializadoras de electricidad ofrecen ese servicio, ya que cuantos más clientes de autoconsumo tengan dispondrán de mayores facilidades para acceder, gracias a los excedentes, a mayores volúmenes de energía de menor precio que la del mercado mayorista.

¿Y cuánto hay que esperar para consumir su energía?

Eso es otra historia. Para eso hay que contar con la autorización de la comunidad autónoma, que suele tardar unos meses (en ocasiones hasta seis) en emitir ese permiso, algo que, por otra parte, no puede hacer antes de que la compañía distribuidora que opera en la zona en la que se encuentra la instalación de autoconsumo entregue toda la documentación que requiere el proceso.

Entre unas cosas y otras, estas últimas pueden disponer durante todo el tiempo que dure ese proceso de la energía que producen las placas “gratis total” y sin que nada les obligue a compensar al usuario.

¿Hay ayudas públicas?

Sí. Las principales corren a cargo de las comunidades autónomas, y pueden llegar a cubrir hasta un 50% del valor de la instalación si se trata de viviendas unifamiliares y de comunidades de vecinos, según las estimaciones de Selectra. A esas ayudas (ver las vigentes aquí) se les suman otras del Gobierno y las de algunos ayuntamientos, que bonifican el IBI y la licencia de obras.

¿Hay tarifas específicas para autoconsumo?

Sí, disponen de ellas la práctica totalidad de las compañías comercializadoras, con precios de hasta 16 céntimos por Kw para los excedentes.

¿Qué requisitos hay para instalar placas en una comunidad?

Deben seguirse las normas que marca la Ley de Propiedad Horizontal tanto si se trata de instalaciones para cubrir el consumo de zonas comunes como para las viviendas, ya sea para todas las del bloque o urbanización o solo para una parte de ellas, tal y como se explica en esta guía.

¿Quedan aspectos por desarrollar para impulsar el autoconsumo?

Son innumerables, y tardarán en ser resueltos al paso que va la normativa sobre esta materia, que sigue limitando a 500 metros la distancia máxima entre el punto de generación y el de consumo, que en algunos casos continua limitando la potencia de las instalaciones de autoconsumo a una parte de la contratada previamente en la red o que todavía no trata como meros electrodomésticos a los aparatos de baja potencia, algo que sí ocurre en Portugal con los de 1,4 Kw y que hace que no sea necesario ningún papeleo para utilizarlos.

Hasta ahora, por otra parte, el decreto que en abril de 2019 eliminó el “impuesto al sol” y reguló el autoconsumo no ha sido objeto de ningún desarrollo normativo específico.

Noticia completa en Público. Eduardo Bayona

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