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La circulación del Atlántico, amenazada por la crisis climática

El trabajo firmado este martes por Susanne y Peter Ditlevsen en la revista Nature Communications aumenta la preocupación sobre la estabilidad de las corrientes oceánicas que regulan el clima, especialmente en Europa y Norteamérica. Sus modelos indican que la Circulación de Vuelco Meridional del Atlántico (AMOC, por sus siglas en inglés) podría colapsar en cualquier momento a partir de 2025, debido al impacto de las actividades humanas. Se trata de uno de los “puntos de no retorno” definidos por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) cuya alteración podría tener consecuencias catastróficas sobre nuestras vidas.

Estas son algunas de las claves para entender el alcance del estudio, la discusión de los especialistas y la situación de las corrientes del Atlántico en general.

¿Qué es la AMOC y cómo influye en el clima?
Se trata de un sistema de corrientes que forma parte de la gran cinta transportadora oceánica, la llamada circulación termohalina, un mecanismo por el que el agua de los océanos se mueve a gran escala debido a las diferencias de densidad. Estas diferencias se producen por la salinidad y temperatura del agua, lo que pone en marcha el mecanismo de transporte que en el Atlántico lleva un flujo de agua superficial cálida y salada hacia el norte y un flujo de aguas más frías y profundas hacia el sur.

Una de las partes dentro de la AMOC es la llamada “Corriente del Golfo”, que fue el primero de estos sistemas identificado en el siglo XVIII, pero no debe confundirse con el conjunto, que es mucho más extenso y complejo. Como señala Stefan Rahmstorf, profesor de Física de los Océanos en la Universidad de Potsdam (Alemania) y uno de los mayores expertos en la dinámica de las corrientes oceánicas, la corriente descubierta por Benjamin Franklin hacia 1770 contribuye mucho menos al transporte neto de calor hacia el norte, de modo que, para el impacto climático, “la AMOC es el gran problema, no la Corriente del Golfo”.

¿Cómo se ha comportado la AMOC en el pasado?
Gracias a los registros, sabemos que la AMOC ha cambiado muchas veces en la historia de la Tierra. Las más recientes son las variaciones que sufrió en la última Edad de Hielo, hace unos 120.000 años, cuando se registraron una serie de oscilaciones de temperatura asociadas al deshielo, conocidas como eventos de Dansgaard-Oeschger, separadas entre sí por periodos de entre 1.500 y 4.000 años. Los especialistas creen que la corriente termohalina se detuvo durante los periodos fríos y estaba activa durante los periodos más cálidos, de ahí el temor de que se active un enfriamiento del hemisferio norte.

¿Qué están viendo los científicos ahora?
Los científicos solo tienen mediciones directas desde 2004 (mediante el proyecto RAPID-AMOC), pero las indicaciones indirectas apuntan a que el sistema se ha debilitado en los últimos cien años y a que “ahora está más débil que en cualquier otro momento del último milenio”. Varios trabajos recientes hablaban de una ralentización sin precedentes y de signos de gran inestabilidad. En 2022, el equipo de Rahmstorf resumía así la evolución reciente de la AMOC: “después de un período largo y relativamente estable, hubo un debilitamiento inicial a partir del siglo XIX, seguido de un segundo declive más rápido a mediados del siglo XX, lo que llevó al estado más débil de la AMOC en las últimas décadas”. Un trabajo de un año antes encontraba señales tempranas de colapso: “En el transcurso del último siglo, la AMOC puede haber evolucionado desde condiciones relativamente estables hasta un punto cercano a una transición crítica”. Estas observaciones son las que explican que la corriente del Atlántico haya tenido tanto protagonismo en los titulares en los últimos tiempos.

¿Qué dicen los autores del nuevo trabajo?
El trabajo publicado este martes es el tercer estudio de gran alcance sobre este problema. Con su modelo, Susanne y Peter Ditlevsen aseguran que esperan un punto de inflexión alrededor de 2050, con un rango de incertidumbre del 95% para el periodo entre 2025 y 2095. Sin embargo, los autores no ponen fecha al colapso del sistema, sino que señalan la existencia de señales tempranas en los modelos que sugieren que la AMOC podría cerrarse o debilitarse de forma extrema en lo que queda de siglo, lo que contradice lo predicho por el panel del IPCC, que descarta el riesgo inminente.

¿Qué pasa si se detiene la AMOC?
La enorme cantidad de energía que mueve este sistema de corrientes hace que sus variaciones tengan consecuencias a gran escala en el clima del planeta. Si se interrumpe este flujo de calor, los efectos serán de gran magnitud y los escenarios que se manejan hoy cuando se habla de crisis climática se quedarán cortos y obsoletos. Todos los especialistas coinciden en señalar que sería catastrófico.

“Los impactos de un colapso de la AMOC serían profundos, incluido el cambio radical del clima en la región del Atlántico Norte y la interrupción drástica de los monzones de África occidental e India”, adelanta Tim Lenton, de la Universidad de Exeter. Para Josep Lluis Pelegrí, investigador del ICM-CSIC especialista en dinámicas de las corrientes oceánicas, un primer efecto del colapso de la AMOC sería un clima más frío en altas latitudes. “La segunda consecuencia, de carácter más global, es un mayor calentamiento y desertificación de las regiones subtropicales, pudiendo afectar de forma drástica a toda la región Mediterránea. Además causará un incremento en la energía potencial del sistema, pudiendo liberarse en forma de tormentas atmosféricas (y marinas) de mayor intensidad y frecuencia”, añade.

Notica completa en elDiario.es

 

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