España se sitúa en una zona crítica del calentamiento global. Tanto el continente europeo en su conjunto como la región mediterránea son zonas donde están aumentando con mayor rapidez las temperaturas. En consecuencia, ya se evidencian por toda la geografía los efectos del cambio climático en forma de eventos meteorológicos extremos, tales como sequías, inundaciones, olas de calor, y el aumento del riesgo de incendios forestales. Estos eventos afectan de forma significativa a todos los ecosistemas y tienen impactos en todo tipo de ámbitos, tanto ambientales como sociales y económicos.
Los ecosistemas urbanos se caracterizan por ser fundamentalmente artificiales, con una elevada influencia de la actividad humana, un elevado consumo de recursos y generación de emisiones y residuos, y en los que también podemos encontrar elementos naturales y biodiversidad tanto en su interior como en las zonas periurbanas. Cerca del 81% de la población española vive en entornos urbanos1 y se estima que esta cifra siga aumentando y llegue al 88% en 20502 . Ante la emergencia climática, es esencial que se mire a las ciudades como puntos estratégicos de mitigación, para que reduzcan al máximo sus emisiones, y también para la adaptación a los efectos ya irreversibles del cambio climático, que está previsto que se agraven.
Las olas de calor son uno de los eventos meteorológicos extremos que se están intensificando y agravando como consecuencia del cambio climático, y que impacta con mayor severidad en los entornos urbanos provocando graves efectos sobre la salud de las personas, especialmente de los colectivos más vulnerables. Los gobiernos municipales tienen la responsabilidad de tomar las medidas necesarias para adaptar su municipio al calor extremo y proteger a la población reduciendo las desigualdades que acrecientan la vulnerabilidad de las personas.
A lo largo de los últimos años, se ha desarrollado el llamado enfoque “One Health”, es decir “Una sola salud” es un enfoque para optimizar la salud de las personas, los animales y los ecosistemas mediante la integración de estos campos, en lugar de tratarlos por separado”. Este informe está elaborado bajo esta premisa sistémica, es decir, teniendo en cuenta que los diferentes sistemas, ya sean nuestros cuerpos, la naturaleza, las condiciones socioeconómicas de determinada población o lo que necesitan las ciudades para funcionar, están íntimamente relacionados entre sí y por tanto las medidas de adaptación al cambio climático propuestas integran cada sistema y las relaciones que existen entre ellos.
¿Están las ciudades adaptadas a los efectos del cambio climático? ¿Qué medidas están tomando? ¿Cuáles son los retos a los que nos estamos enfrentando? Este informe tiene como objetivo definir los principales efectos del cambio climático en los entornos urbanos, centrándose en las olas de calor. Para ello describe las consecuencias más graves de las olas de calor para la salud, y expone una serie de medidas que deben ponerse en marcha en las ciudades para favorecer la adaptación de todas las personas que las habitan. Además incluye un análisis de la situación de partida a este respecto de 15 municipios de España mediante la revisión de sus planes de adaptación.
Tras el análisis realizado, ninguna de las 15 ciudades está protegiendo lo suficiente a su población, algunas ni siquiera con las medidas más fáciles de poner en marcha y más efectivas para la salud. La situación es urgente y estas medidas deben ponerse en práctica en los 8.132 municipios repartidos por nuestra geografía.
