Las cumbres del clima son, el mayor hito de transformación de la economía mundial. La última, la COP26 que se celebró en Glasgow, fue una de las más importantes a este respecto. Por dos poderosas razones. En primer lugar, los 197 países y Partes que rubricaron la declaración final, a pesar de las insuficiencias que en su momento se señalaron, acordaron por unanimidad:
- Trabajar para que la temperatura no suba más de 1,5°C respecto de los niveles preindustriales.
- Reducir las emisiones globales de gases de efecto invernadero un 45% para el año 2030.
- Constatar el necesario declive de los combustibles fósiles, incluyendo las firmas de Arabia Saudí y Rusia.
- Revisar las Contribuciones Nacionalmente Determinadas de cada país en la COP27 y no cada 5 años como se acordó en la cumbre de París.
A ese paraguas de los acuerdos oficiales por unanimidad se añadieron varias decenas de acuerdos voluntarios sectoriales. En ellos ya no regía el consenso, sino la voluntariedad. Eran pactos entre pioneros para acelerar la construcción de una economía neutra en carbono. Pero, desde mi punto de vista, estos acuerdos enmarcan el desarrollo de esos sectores en el futuro próximo. Entre estos, se pueden destacar los siguientes:
• 450 entidades financieras comprometieron 130 billones de dólares para promover la descarbonización de la economía mundial.
• 120 países se comprometieron a reducir un 30% sus emisiones mundiales de metano para el año 2030. Comentario la Fundación Ecología y Desarrollo-ECODES Iniciativas pioneras que señalan el camino
• Empresas fabricantes de automóviles (Ford, Volvo…), ciudades y regiones (Londres, Barcelona, California, Dallas…), países (Canadá, Reino Unido, Holanda…), compañías con flotas de automóviles (Unilever, Iberdrola…), entidades financieras (AVIVA, Natwest…) se comprometieron a acelerar la transición mundial de coches y furgonetas a cero emisiones. En total, 122 firmantes.
Son solo tres ejemplos de los más de 30 acuerdos paralelos que se presentaron. Quienes rubricaron estos compromisos voluntarios son quienes van por delante en la carrera hacia las cero emisiones. Estos firmantes señalan el camino que seguirán más pronto que tarde sus homólogos. La transición hacia una economía neutra en carbono está en marcha, y quienes no participen en ella tienen mal pronóstico: o la ley o el mercado les condenarán a la irrelevancia. Incluso, en algunos casos, puede que desaparezca su modelo de negocio.
Y ese es, precisamente, uno de los principales objetivos de este Anuario: destacar y poner en valor los avances que el sector privado español está dando en materia de acción climática a través de su pertenencia a las iniciativas internacionales más exigentes en esta materia. Harán muy bien las empresas españolas, tano las grandes como las pequeñas, en estudiar las acciones y propuestas que aquí se citan. En estas páginas se describe el presente de una todavía minoría de organizaciones y el futuro cercano de la inmensa mayoría de las compañías exitosas de nuestro país.
Una vez más este Anuario Climático 2022 es hijo de la cooperación con el Pacto Mundial de Naciones Unidas España, una red ejemplar de una iniciativa ejemplar. Un trabajo colaborativo que confiamos que sirva de inspiración para aquellas empresas que recién acaban de comenzar su camino hacia la descarbonización.