En este informe se presenta una selección priorizada de áreas degradadas de España con potencial y valor ambiental y con posibilidades de ser rehabilitadas. La importancia actual que está cobrando la restauración, dentro de las políticas tanto europeas como nacionales, hace pensar en que sea una herramienta crucial para el mantenimiento del estado de conservación del patrimonio natural, aunque siempre hay que tener en cuenta la prioridad de conservar los valores naturales, siendo la restauración un último aliado para la consecución del objetivo.
Para su elaboración se definieron una serie de criterios y variables de priorización, para posteriormente tras un proceso participativo con colaboradores y colaboradoras expertas fueron aplicados a cada una de las propuestas identificadas a priori con el objetivo de obtener un listado priorizado de áreas degradadas considerando, especialmente, la riqueza de especies, la superficie, la propiedad de los terrenos, la existencia de proyectos previos de restauración y el posible apoyo o rechazo social ante una acción de restauración del espacio degradado.
Se seleccionaron inicialmente un total de 138 áreas distribuidas por el territorio nacional, recogiendo toda la información relativa a las misma a través de un formulario creado expresamente para este informe y que fue distribuido a todos los/las colaboradores/as expertos/as. De las 138 áreas seleccionadas inicialmente, se identificaron 121 áreas degradadas, después de descartar espacios repetidos, zonas que no quedaron claramente definidas espacialmente o aquellas áreas que no se ajustaban bien a los objetivos del presente informe.
Las principales causas de degradación identificadas están fundamentalmente asociadas a molestias humanas y al desarrollo del sector primario. También la contaminación, el impacto de las infraestructuras lineales, las especies invasoras y el desarrollo residencial o comercial aparecen como propulsoras de una degradación del área donde se ubican.
En cuanto al tipo de ecosistema principal a rehabilitar, la mayor parte de las áreas seleccionadas ha correspondido a ecosistemas costeros (playas, dunas, acantilados costeros o humedales con influencia salina) y humedales de interior, y en menor medida, a ambientes forestales, ecosistemas fluviales, ecosistemas esteparios y, finalmente, ecosistemas rocosos.