Un nuevo número del Boletín sale a la luz. Tiene en esta ocasión un carácter monográfico sobre algunos de los asuntos tratados y reflexiones realizadas en el último encuentro anual de la AIP.
Las XXI Jornadas fueron especial es, no solo por la revisión de la práctica y la misión de la interpretación del patrimonio, sino también por volver al formato presencial tras las restricciones debidas a la pandemia y poder, por fin, abrazarnos y brindar en recuerdo de nuestro añorado compañero Nutri. En este recorrido por lo acaecido en las Jornadas, comenzamos con la ponencia de Franqui Illanes, que pone los puntos sobre las íes en un magnífico esfuerzo documental que le permite concluir que sí es posible realizar interpretación con escolares.
Miguel Ángel Pinto resume ciertos aspectos de su tesis doctoral especialmente significativos para nuestra disciplina, mediante un análisis comparativo de los conceptos, recursos y objetivos de la interpretación, la divulgación científica y la educación… «caras de una misma moneda».
A continuación, Manel Miró reivindica el papel imprescindible que la interpretación tiene en la adecuada puesta en valor del patrimonio. Además de defender la profesionalización en el contexto de una «industria» del patrimonio que crece de manera exponencial, indica que debe trascender su rol meramente operativo y reclamar su cometido durante la planificación estratégica.