La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC, por su sigla en inglés), en su artículo 1, define el cambio climático como “un cambio de clima atribuido directa o indirectamente a la actividad humana que altera la composición de la atmósfera mundial y que se suma a la variabilidad natural del clima observada durante períodos de tiempo comparables” (Naciones Unidas, 1992). El cambio climático actualmente es ya una realidad. Se están haciendo evidentes los peores escenarios proyectados y éstos serán los más probables también en el futuro (Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, 2021). Esta situación hace muy difícil alcanzar los logros de tratados internacionales como el Acuerdo de París de 2015 y, por este motivo, algunas ciudades como Barcelona ya han declarado la emergencia climática. La emergencia climática es un compromiso de las instituciones y la ciudadanía para desarrollar un plan de acción con medidas que aceleren la adaptación de las ciudades ante los episodios climáticos de los próximos años y que reduzcan sus efectos a corto y largo plazo (Ayuntamiento de Barcelona, 2020).
En estos últimos años se han ido haciendo evidentes los efectos que tiene el cambio climático sobre la salud, que se manifiestan de diversas formas. Así, por ejemplo, la ola de calor en Europa de 2003 se tradujo en un exceso de muertes de más de 50.000 personas (Borrell et al., 2006; Brücker, 2005; Johnson et al., 2005; Vandentorren et al. , 2006). Los cambios en el patrón de precipitaciones han comportado períodos de sequía que han cuestionado la disponibilidad de agua en la cuenca mediterránea, como se puso de manifiesto en los años 2006, 2007 y 2008.
El crecimiento de la población de mosquitos, fruto del aumento de las temperaturas y el efecto de las precipitaciones, ha hecho que aparecieran o reaparecieran en la cuenca mediterránea enfermedades transmitidas por estos vectores que no eran habituales, como la malaria o varias arbovirosis (WNV, dengue, zika o chikungunya) (Bezirtzoglou et al., 2011).
Los servicios de salud pública han ido respondiendo a cada uno de estos fenómenos de manera específica, pero cada vez se hace más evidente el vínculo entre estos efectos y el cambio climático, por lo que es necesario un enfoque más integral. Así pues, es necesaria una respuesta más intersectorial, con políticas de mitigación que superen el marco local y con respuestas de adaptación que, aunque a menudo están más arraigadas en el territorio, excedan ampliamente los límites de los servicios de salud pública. En la ciudad de Barcelona este enfoque intersectorial se pone de manifiesto en el Plan de acción para la emergencia climática 2030, que incluye la implicación de la salud pública, entre otros sectores (Ayuntamiento de Barcelona, 2021b).
Uno de los retos vigentes en relación al cambio climático y sus efectos sobre la salud es construir sistemas de vigilancia de salud pública centrados en monitorizar el cambio climático, sus determinantes y sus impactos sobre la salud. En el caso de la ciudad de Barcelona, en 2019, en el marco del Hopkins Fall Institute de la Escuela de Salud Pública John Hopkins Bloomerg, se llevó a cabo un primer taller (Planning for climate change) para abordar este reto (Marí-Dell’Olmo et al., 2019; Mercuriali et al., 2021). En este taller se valoraron de forma preliminar los ámbitos y los componentes que debería incluir el sistema de vigilancia de la ciudad y se identificaron una serie de indicadores potenciales. Al mismo tiempo, se constató la necesidad de disponer de un marco conceptual compartido para construir este sistema de vigilancia y, en general, para guiar el diseño y la evaluación de políticas e intervenciones de mitigación y adaptación al cambio climático que consideren de forma sistemática sus implicaciones para la salud y el bienestar de las personas.
Este informe tiene dos objetivos principales: por un lado, presenta el marco conceptual de los efectos del cambio climático sobre la salud y las desigualdades sociales en salud que ha desarrollado la Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASPB) (capítulo 2), y por otro, describe algunos de los principales retos relacionados con el cambio climático y la salud y el bienestar de las personas que debe afrontar la ciudad de Barcelona. Los principales retos del cambio climático con una afectación sobre la salud que se han valorado como prioritarios en la ciudad de Barcelona y que constituyen los capítulos 310 de este informe son los siguientes:
- Aumento de la temperatura e incremento del número y la intensidad de las oleadas de calor
- Establecimiento y proliferación de vectores y reservorios de agentes infecciosos
- Afectación sobre la disponibilidad y calidad de los alimentos
- Reducción de la disponibilidad y calidad del agua
- Empeoramiento de la calidad del aire
- Movilidad contaminante, poco saludable y poco segura
- Incremento e intensificación de la pobreza energética
- Afectación de la salud mental debida a los efectos directos e indirectos del cambio climático y la incertidumbre del futuro
Cada capítulo incluye una descripción de los datos actuales disponibles como punto de partida para monitorizar la evolución de los efectos del cambio climático sobre la salud. También se revisan algunas de las intervenciones de adaptación que ya se están llevando a cabo actual apartado en la ciudad. Para lo que terminar, en cada capítulo del informe se ha incluido uno se profundiza en las desigualdades sociales en salud asociadas a cada tema. El cambio climático no afecta a todos los grupos sociales de la misma imprescindibl e actuar desde la justicia climática y social.
