Sin pretender, en ningún caso, ofrecer una síntesis del libro, en estas pocas líneas a continuación proponemos algunos elementos destacables de los ocho artículos que lo componen. Se ratifican varias certezas, más o menos aceptadas. También hay temas debatibles. Y de ninguna manera se cierra el debate. Por lo contrario, estos artículos nos ofrecen nuevas pistas para seguir discutiendo y construyendo, sea desde renovadas lecturas o con aproximaciones nuevas.
Como punto de partida señalamos que, en estas páginas, teniendo como eje de la discusión la sostenibilidad o la sustentabilidad (no nos vamos a complicar discutiendo sus posibles diferencias), se despliegan aquellos elementos contrarios que marcan el debate entre la insostenibilidad y la sostenibilidad, el desarrollo y el Buen Vivir, el universo y el pluriverso, el antropocentrismo y el biocentrismo. Es un esfuerzo colectivo con el que se quiere dar pasos más allá del “post”; prefijo que apenas nos dice lo que no queremos más, en este caso “el desarrollo”. Y en este sentido este esfuerzo colectivo y diverso camina por lo que parece ser un terreno desconocido, pero, que, como veremos a continuación, tiene muchos elementos que sirven ya de guía para cuestionar el mundo actual superando todas las insensateces tan propias de la Modernidad.
Los autores abordan la discusión con un aporte básico para transitar en un ámbito cargado de muchas lecturas, propias de los más diversos intereses. Desde la ciencia, la academia y desde la práctica, el tratamiento de la sostenibilidad tiene enfoques, valores y objetivos diversos. Desde la economía y las dinámicas empresariales, el énfasis está puesto en el desarrollo y el crecimiento; los valores, el utilitarismo de los recursos. Desde las ciencias naturales se ha definido la sostenibilidad en relación con los umbrales planetarios y de los ecosistemas que, con base en interdependencias e interacciones en múltiples procesos, permiten la reproducción de la vida. Desde la ecología política la sostenibilidad es multidimensional y sistémica, pues comprende las relaciones intrínsecas entre los seres humanos y sus lógicas de desenvolvimiento en territorios y ecosistemas. Desde el ecofeminismo, la sostenibilidad solo será posible si se pone en el centro a una nueva forma de convivencia basada en los cuidados, tanto de la Naturaleza como de los seres humanos, desmontando las estructuras de dominación y jerarquización. Y, por cierto, la autora y el autor cuestionan la opción del desarrollo sostenible por su incapacidad consciente para proponerle al mundo una alternativa diferente al evangelio del crecimiento, para mencionar apenas una de sus limitaciones.