gobierno_aragon-logo

Recursos de Educación Ambiental

Enfriar el presente, habitar el futuro

Documentación
Año
2025
Autoría
Plataforma por la Descarbonización del Calor y el Frío
Formato
Pdf descargable
Idioma
Español
Edita
Plataforma por la Descarbonización del Calor y el Frío.
Temas
Cambio climático y cambio global
Consumo responsable y economía circular
Contaminación ambiental. Desastres naturales
Educación, comunicación y formación ambiental
Energía: ahorro y eficiencia energética
Fenómeno urbano y modelos urbanos sostenibles
Medio Ambiente y sostenibilidad social, económica y ambiental
Salud y Medio Ambiente
ODS Relacionado
03. Salud y bienestar
07. Energía asequible y no contaminante
09. Industria, innovación e infraestructura
11. Ciudades y comunidades sostenibles
12. Producción y consumo responsables
13. Acción por el clima
16. Paz, justicia e instituciones sólidas
17. Alianzas para lograr los objetivos

Comparte en tus redes sociales

En países como España, donde más del 90% de la población vive en ciudades y las olas de calor superan habitualmente los 40°C en verano, estos riesgos no son abstractos: ya están poniendo en peligro y cobrando vidas, medios de subsistencia y la salud pública. Solo en 2023, las olas de calor provocaron 48.000 muertes en toda Europa y entre junio y julio de 2025 las muertes por olas de calor se triplicaron en Europa. Los nuevos datos de pobreza energética en verano (problemática hasta ahora invisibilizada) también deben ponernos en alerta: según el INE (2023), uno de cada tres hogares no puede mantener su vivienda a una temperatura suficientemente fresca, y en el caso de los hogares vulnerables uno de cada dos (Greenpeace España, 2025). Las ciudades están en el epicentro de la emergencia climática. Las temperaturas globales siguen batiendo récords, y 2024 ha superado a 2023 como el año más caluroso de la historia. Pero los impactos del calor extremo no se distribuyen de manera uniforme. Las zonas urbanas se están calentando cada vez más rápido y sufren más, debido a su infraestructura densa, la escasa vegetación y creciente demanda energética. No es banal que las ciudades consuman más de dos tercios (alrededor del 70%) de la energía mundial y sean responsables de más del 70% de las emisiones globales de dióxido de carbono (CMNUCC, 2020).

En países como España, donde más del 90% de la población vive en ciudades y las olas de calor superan habitualmente los 40°C en verano, estos riesgos no son abstractos: ya están poniendo en peligro y cobrando vidas, medios de subsistencia y la salud pública. Solo en 2023, las olas de calor provocaron 48.000 muertes en toda Europa y entre junio y julio de 2025 las muertes por olas de calor se triplicaron en Europa. Los nuevos datos de pobreza energética en verano (problemática hasta ahora invisibilizada) también deben ponernos en alerta: según el INE (2023), uno de cada tres hogares no puede mantener su vivienda a una temperatura suficientemente fresca, y en el caso de los hogares vulnerables uno de cada dos (Greenpeace España, 2025).

En este contexto, garantizar una temperatura habitable en el entorno urbano se ha convertido en una necesidad de salud pública. Pero si no se aborda con una planificación adecuada, puede generar un ciclo peligroso, con el llamado efecto isla de calor: las temperaturas exteriores aumentan, lo que incrementa el uso de sistemas de climatización, que a su vez liberan calor en entornos ya sobrecalentados. A menudo se culpa a los aires acondicionados (bombas de calor) de agravar este ciclo, pero la realidad es más compleja. Estos sistemas no generan calor nuevo; simplemente lo transfieren del interior de los edificios al exterior. El verdadero desafío está en cómo, dónde y a qué escala se despliegan.

Este estudio sostiene que el enfriamiento urbano debe entenderse como un pilar clave de la adaptación climática, la justicia espacial y la resiliencia urbana. La frecuencia, intensidad y duración de las olas de calor va en aumento, al igual que sus costos humanos y económicos. Las islas de calor urbanas pueden elevar las temperaturas de las superficies locales entre 10 y 15°C durante eventos extremos (Masselot y Gasparrini, 2024), especialmente en zonas pavimentadas, con superficies selladas, materiales que retienen el calor o en áreas densamente construidas. Hacer frente a este desafío requiere respuestas sistémicas que vinculen la climatización de las edificaciones con el diseño urbano, la política energética y la equidad.

Las bombas de calor tienen un papel esencial en la descarbonización de la climatización, pero son solo una parte de la solución. Una estrategia de enfriamiento urbano responsable incluye también árboles, sombra, ventilación, diseño arquitectónico y soluciones compartidas, eficientes y centralizadas, como las redes de distrito. La renaturalización urbana, las superficies permeables y reflectantes, el aislamiento térmico y los sistemas colectivos bien planificados no son elementos complementarios: son la base que permite que los sistemas activos funcionen de manera eficaz y sostenible.

Si hacemos bien las cosas, no solo reduciremos las emisiones, mitigando los efectos del cambio climático, sino que además estaremos trabajando en la adaptación y mitigación en nuestros hogares y entornos, promoviendo así una mayor justicia social y climática. Esto servirá como catalizador para repensar y rediseñar nuestras ciudades, en busca de mayor bienestar, justicia social y salud para nuestras comunidades, mayor eficiencia energética y un menor impacto en el planeta.

EÁREA
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.

Política de protección de datos