La perdida de la biodiversidad se encuentra en el punto de mira de muchos desafíos sociales, sin embargo, las soluciones basadas en la naturaleza ofrecen el potencial de resolver crisis interconectadas. El ritmo de extinción de las especies, el calentamiento global, el creciente número de fenómenos meteorológicos extremos y las enfermedades zoonóticas como la Covid-19, han reforzado aún más la necesidad de invertir en acciones sostenibles que mejoren la resiliencia de los ecosistemas y aborden los retos sociales como por ejemplo la seguridad alimentaria, el cambio climático, la seguridad del agua, la salud humana y la mejora de la resiliencia ante el riesgo de catástrofes.
Nuestros medios de vida dependen de la naturaleza. Nuestra incapacidad colectiva actual de entender que la naturaleza representa la base de nuestro sistema económico mundial se traducirá en pérdidas financieras cada vez mayores. Más de la mitad del PIB mundial depende parcialmente o fuertemente de la naturaleza. La agricultura, la alimentación y las bebidas, al igual que la construcción son los mayores sectores dependientes de la naturaleza, generando 8 billones de dólares de valor añadido bruto.
La integridad de los ecosistemas de la tierra se ha visto significativamente dañada como resultado de la actividad humana y del paradigma que ha priorizado el crecimiento económico a corto plazo. Para garantizar que la humanidad no traspase los límites de seguridad de las fronteras planetarias, es necesario un cambio de mentalidad fundamental que transforme nuestra relación con la naturaleza. En la actualidad, la mayoría de los beneficios esenciales de la naturaleza no tienen un valor en el mercado financiero, a pesar de ser la base de nuestra prosperidad actual y futura. Es vital integrar en nuestro sistema económico el valor de la naturaleza de manera profunda, desde las políticas gubernamentales relacionadas con la contratación, la fiscalidad, el comercio y la regulación, hasta la forma en que las empresas y las instituciones financieras toman decisiones sobre la inversión, el riesgo y la divulgación.
El conocimiento sobre el capital gastado y necesario para las SbN sigue siendo limitado. A pesar del creciente interés de los gobiernos, las empresas y las instituciones financieras, no se conoce ni se entiende bien cuánto capital se destina ya a los activos y a las actividades que pueden considerarse soluciones basadas en la naturaleza (SbN), cuánto capital debería destinarse a las SbN y cuáles son las evidentes oportunidades de inversión. El presente informe abarca con precisión estas importantes lagunas de conocimiento. Analiza la inversión mundial actual en soluciones basadas en la naturaleza (SbN) y estima las necesidades futuras de inversión para satisfacer las ambiciones de biodiversidad, cambio climático y restauración de la tierra, tal como se establece en las tres convenciones de Río. El informe propone recomendaciones y expone oportunidades para aumentar la inversión en soluciones basadas en la naturaleza.
El informe concluye que actualmente se destinan a las SbN unos 133.000 millones de dólares al año (tomando el 2020 como año de referencia), de los cuales el 86% representan fondos públicos y el 14% de financiación privada. De los fondos públicos, que ascienden a 115.000 millones de dólares anuales, más de un tercio es invertido por los gobiernos nacionales en la protección de la biodiversidad y el paisaje. Casi dos tercios se destinan a la restauración de bosques, la restauración de turberas, la agricultura regenerativa, la conservación del agua y los sistemas de control de la contaminación natural. La financiación del sector privado de las SbN asciende a 18.000 millones de dólares al año, y consiste en compensaciones de biodiversidad, cadenas de suministro sostenibles, inversiones privadas de impacto y cantidades más pequeñas procedentes de fundaciones filantrópicas y privadas. El volumen total de la financiación de la naturaleza es considerablemente menor que el de la financiación del cambio climático.
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