Cuando se habla de sostenibilidad en edificios, en general se piensa en cuestiones como el consumo de materiales y energía, emisiones de CO2 , generación de residuos…, pero rara vez en la biodiversidad. Sin embargo, muchos edificios e infraestructuras creadas por el ser humano albergan una rica y variada fauna y flora, debido a que ofrecen alternativas a la degradación y desaparición de sus lugares naturales de refugio y nidificación. Algunas especies incluso han llegado a ser totalmente dependientes de estas estructuras artificiales para su supervivencia.
La biodiversidad es “la variabilidad de organismos vivos de todas las clases, incluida la diversidad dentro de las especies, entre las especies y de los ecosistemas”. Además de su valor intrínseco, la biodiversidad es fundamental para la existencia del ser humano y aporta importantes recursos y servicios fundamentales para la salud y el bienestar de las personas.
En un mundo cada vez más urbanizado, en el que más de la mitad de la población mundial se concentra en ciudades, se torna imprescindible conciliar el desarrollo urbano con la conservación de la biodiversidad, tal como reconoce Naciones Unidas en su Informe Ciudades Mundiales y la Unión Europea en su Estrategia sobre Biodiversidad a 2030, que incluye la necesidad de naturalizar las zonas urbanas y periurbanas como una de las medidas para proteger y recuperar la naturaleza en la UE. Sin embargo, la mayor parte de las iniciativas para el fomento de la biodiversidad en las ciudades se centran en los espacios verdes y apenas existen las relacionadas con la edificación.