La crisis climática está empeorando, no mejorando. Cada año, los impactos del cambio climático son cada vez más intensos. Cada año, cientos de millones de personas sufren fenómenos meteorológicos extremos cada vez más frecuentes, que acaban con sus medios de vida y sus vidas. Cada año, nuestras economías –y en algunos casos, países enteros– comienzan a ver la realidad de un futuro incierto. Como resumió el Secretario General de las Naciones Unidas a los delegados reunidos en Egipto en la 27ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en noviembre de 2022: “Estamos en la lucha de nuestras vidas y estamos perdiendo. ”
El litigio climático representa una solución de frontera para cambiar la dinámica de esta lucha. Como muestra este informe, la gente recurre cada vez más a los tribunales para combatir la crisis climática. Los gobiernos y las entidades del sector privado son cada vez más cuestionados y obligados a rendir cuentas. Los niños y jóvenes, los grupos de mujeres, las comunidades locales y los pueblos indígenas, entre otros, también están asumiendo un papel más destacado a la hora de presentar estos casos e impulsar la reforma de la gobernanza del cambio climático en cada vez más países de todo el mundo.
Los fundamentos jurídicos para estos casos también se están ampliando. Tanto el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas como la Asamblea General de las Naciones Unidas han reconocido ahora el derecho a un medio ambiente limpio, saludable y sostenible. Estamos viendo nuevos reclamos centrados en la violación de la legislación relacionada con los objetivos netzero, las evaluaciones de impacto ambiental, los estándares publicitarios y las obligaciones bajo el Acuerdo de París. Los litigios climáticos han sentado precedentes para la acción climática en todo el mundo, yendo más allá de las jurisdicciones en las que se presentaron y empoderando e impulsando acciones similares en otros países.
Este informe demuestra la importancia de un Estado de derecho ambiental para combatir la triple crisis planetaria del cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación. El acceso a la justicia permite la protección del derecho ambiental y los derechos humanos y promueve la rendición de cuentas en las instituciones públicas. No basta con que reconozcamos los derechos humanos, debemos hacer todos los esfuerzos posibles para protegerlos y defenderlos y permitir que las personas busquen reparación cuando sean violados.
Me gustaría reconocer el destacado apoyo del Centro Sabin para la Ley del Cambio Climático de la Universidad de Columbia. Nuestra colaboración en la producción del Informe de litigios climáticos globales: revisión del estado 2023 no habría sido posible sin su dedicación y compromiso.
