2024 se recordará como el año en que España despertó de otro sueño: ¡nuestro modelo de sociedad no está bien! La DANA ha puesto en evidencia que nuestro modelo aparentemente avanzado y seguro, en realidad tiene graves deficiencias: el territorio está mal organizado, no consideramos los avisos de los científicos, no existe liderazgo político, vivimos agarrados a lo material, pensamos que “eso no puede pasar en un país europeo en el siglo XXI”. Pero no ha sido así.
Con la DANA tan reciente, no conviene incidir en que hay un cambio climático, porque las emociones están a flor de piel y para hablar sobre problemas sistémicos hace falta serenidad. Estos fenómenos meteorológicos fueron y son recurrentes en la cuenca mediterránea. Hoy en día, sin embargo, con los actuales usos, ocupación y vertebración del territorio y el incremento de frecuencia y magnitud de los episodios, el impacto y las consecuencias de estos se han visto incrementados exponencialmente. En el caso de Valencia, desde la riada del 57, parte de la sociedad ha trabajado sin duda para mitigar la causa del problema, pero no ha sido suficiente. Nos hemos dado cuenta que tenemos que añadir a la ecuación una variable compleja y difícil de abordar, que es la necesidad de adaptación.
Para conseguir una sociedad resiliente tenemos que entrar en la era de la AdaptAcción.
El concepto de AdaptAcción vincula dos términos aparentemente contradictorios en cuanto al tiempo. La adaptación requiere mucho tiempo, por lo menos una generación, la acción no permite mucho tiempo, requiere inmediatez. Sin embargo, el concepto AdaptAcción se refiere a las acciones inmediatas necesarias para estar adaptado en 20-30 años. Hace falta mucha acción en todos los ámbitos de nuestra sociedad para conseguir el grado de resiliencia necesario. Y tenemos que salir del marco de pensamiento simplista que considera que la causa y la solución son singulares. Tenemos un modelo de sociedad “espagueti”, donde todo está interconectado y entrelazado, por lo que, si estiras un hilo del espagueti, solo consigues que el nudo se apriete aún más.
Necesitamos pensar a nivel sistémico, considerando todo el conocimiento analítico acumulado en los últimos siglos. La crisis es tan profunda, el nudo es tan complejo que para deshacerlo sin colapsar hay que saber no sólo cuál hilo estirar, sino con qué fuerza y velocidad diferente, y además cambiar constantemente de hilo.
¿Qué hilo que debemos estirar primero? Para ello hay que entender los grandes retos globales, los informes internacionales que recogen las percepciones, las nuevas políticas o las visiones enriquecedoras sobre los nuevos modelos de sociedad. Desde GBCE lo hacemos y lo trasladamos a nuestro territorio, nuestro sector, nuestro Marco de Acción.