La Comisión Europea entrante se ha comprometido a presentar una “Visión para la Agricultura y la Alimentación” que subraye un principio fundamental: garantizar que los agricultores reciban ingresos justos y suficientes. En concreto, destaca la importancia de evitar que los agricultores se vean obligados a vender sus productos por debajo de los costes de producción. La Oficina de Defensa del Comercio Justo (FTAO, por sus siglas en inglés) respalda plenamente esta visión y hace hincapié en que la próxima evaluación y posible revisión de la Directiva sobre Prácticas Comerciales Desleales (PCD) ofrece una oportunidad crítica para traducir este compromiso en resultados tangibles.
Abordar la remuneración de las personas que trabajan en la agricultora no es simplemente un reto europeo, sino un imperativo mundial. Mientras que los pequeños agricultores europeos se enfrentan al aumento de los costes de producción y a la disminución de los ingresos, sus homólogos de los países no pertenecientes a la UE se enfrentan a menudo a injusticias aún más graves, operando en sistemas frágiles y ganando muy por debajo de los umbrales de ingresos dignos. La dependencia de la UE de las importaciones agrícolas de países no pertenecientes a la UE, vitales para productos básicos como el cacao y el café, amplifica la interconexión de estas cuestiones. Por lo tanto, lograr ingresos justos para las agricultoras y agricultores de todo el mundo es esencial para fomentar un sistema alimentario mundial sostenible y equitativo.
Sustainable agriculture starts with farmers: Policies for fair remuneration of farmers around the world aboga por un enfoque global que se extienda más allá de las fronteras de la UE, exigiendo políticas que mejoren tanto a los agricultores de la UE como a los de fuera de la UE. Este enfoque no solo nivela las condiciones de competencia, sino que también refuerza los compromisos de la UE con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas y sus objetivos de sostenibilidad más amplios. Al integrar una remuneración justa en las políticas actuales y futuras, incluida la Directiva sobre prácticas comerciales desleales, las normas de contratación pública y los acuerdos comerciales, la UE puede consolidar su liderazgo en la defensa de prácticas agrícolas justas y sostenibles a escala mundial.