Los efectos del cambio climático se expresan por todo el planeta con una intensidad creciente. España no ha sido ajena a esta tendencia y en 2022 hemos sufrido un conjunto de impactos con escasos precedentes.
La ola de calor que afectó a España en julio de 2022 ha sido la más intensa registrada, pero también una de las más largas y de mayor amplitud geográfica, al afectar a una amplia parte de la España peninsular. Sus efectos se amplificaron al sumarse a los provocados por una larga sequía, provocando una serie de impactos en cascada, con afecciones sobre la salud y sobre el patrimonio rural y la biodiversidad debido, entre otras causas, al incremento de incendios.
Los eventos de carácter extremo como sequías y olas de calor son la cara más visible de los impactos climáticos, pero hay fenómenos que son también preocupantes, aunque tengan una menor visibilidad, como la expansión de las zonas con clima de carácter semiárido en la España peninsular o la disminución global de los recursos hídricos naturales.
El cambio climático pone en riesgo nuestro bienestar y nuestra economía y es fuente de desigualdad y pobreza, afectando de manera especialmente cruel a quienes cuentan con menos recursos.
En este contexto, España ha reforzado su apuesta por la lucha contra el cambio climático como estrategia de desarrollo y de prosperidad, pero también como estrategia de seguridad poniendo a las personas en el centro.
Todo ello con una clara apuesta por el despliegue de energías renovables, la promoción de la eficiencia energética y por el abandono del carbón en un contexto de paz social.
Estas políticas de mitigación se complementan con políticas de adaptación, orientadas a disminuir la vulnerabilidad frente a los impactos del cambio climático de nuestros ciudadanos, sectores productivos y ecosistemas.
En esta Octava Comunicación Nacional de España a la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático se presenta amplia información sobre cómo se ha desarrollado la política climática española.
Incluye información tanto de mitigación como de adaptación al cambio climático desde una perspectiva ambiental y social, así como sobre los esfuerzos realizados en financiación climática y las acciones de capacitación, transferencia de tecnología y sensibilización pública que se han desarrollado desde la anterior Comunicación Nacional.
Merece especial mención la aprobación en 2021 de la primera Ley de Cambio Climático y Transición Energética. Esta Ley establece un marco institucional transversal para orientar con éxito el proceso de transición hacia un modelo de prosperidad estable, duradero, neutro en carbono y climáticamente resiliente.
Una Ley que, entre otros aspectos, recoge el compromiso de alcanzar, antes de 2050 la neutralidad climática, así como el objetivo reducción de emisiones de gases de efecto invernadero del 50% en 2030 respecto a los niveles de 2005.
Un compromiso, actualmente en revisión, que se alcanzará con la batería de medidas recogidas en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, la hoja de ruta para la descarbonización de España en esta década. Una transformación que se hará desde la solidaridad gracias a la Estrategia de Transición Justa.
Hay que destacar también la aprobación del segundo Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático (2021-2023) como herramienta clave para construir un país más seguro y menos vulnerable a los impactos del cambio climático. En definitiva, un país capaz de anticipar, responder y adaptarse a un contexto de clima cambiante.
Además, se ha reforzado la participación pública con la puesta en marcha de la Asamblea Ciudadana para el Clima. Un foro de participación ciudadana para generar reflexión y conocimiento colectivo. Una experiencia positiva que ha permitido a sus participantes informarse, deliberar y generar consensos sobre cuáles deben ser las soluciones para hacer frente al cambio climático con la presentación de 172 recomendaciones para conseguir una España más segura y más justa ante el cambio climático.
En definitiva, la información que facilita esta Comunicación Nacional es un reflejo fiel del compromiso de España con la acción climática en todas sus vertientes. Y muestra el compromiso global y solidario con la agenda climática internacional pero también el convencimiento de que esta agenda es motor clave para el bienestar, ambiental, económico y social del país.