En una sociedad como la española que valora la salud pública, la equidad y el cuidado de las personas más vulnerables, protegernos frente a los efectos del calor extremo es una responsabilidad compartida. Todos y todas, desde nuestras distintas funciones, podemos ayudar a que nadie quede desprotegido ante un riesgo creciente, especialmente aquellos que presentan más factores de vulnerabilidad.
Debido al cambio climático, el calor ya no es solo una molestia estacional: es un riesgo real y creciente para la salud. Aumenta los ingresos hospitalarios, agrava enfermedades crónicas y provoca miles de muertes evitables cada verano.
La evidencia científica es clara: el calor perjudica seriamente la salud. La evidencia científica también nos dice que la adaptación es capaz de reducir los impactos en la salud y salvar vidas, incluso a pesar del aumento de las temperaturas. Junto a las políticas públicas para garantizar entornos más frescos y comunidades más responsables, los hábitos autoprotectores frente al calor funcionan, pero su efectividad depende en gran medida de que la población los conozca, los entienda y pueda ponerlos en práctica.
La comunicación juega un papel crucial, pero comunicar sobre calor y salud no es sencillo. El verano se asocia a emociones positivas, los mensajes de riesgo a menudo se perciben como excesivos si no se explican bien, y los comportamientos protectores no siempre se adoptan aunque sean fáciles y eficaces.
Esta guía de comunicación en salud y calor se basa en la idea de que comunicar mejor puede proteger la salud de la población y salvar vidas. Por ello, está dirigida principalmente a profesionales de la comunicación, personal sanitario, técnicos de salud pública y responsables institucionales en todos los niveles de la administración, así como periodistas, comunicadores del tiempo o divulgadores científicos y, en general, a todas aquellas personas encargadas de diseñar, emitir o coordinar mensajes sobre salud y calor dirigidos a la ciudadanía. Es una herramienta para intentar ayudar a identificar los mensajes clave que deben transmitirse en relación con el calor y la salud, a enmarcarlos de manera eficaz y a elegir el estilo comunicativo más adecuado según el momento y el público con el objetivo de favorecer comportamientos autoprotectores.
Frente a los impactos del cambio climático en la salud, una comunicación eficaz no lo es todo, pero puede hacer mucho.