Durante el pasado mes de julio de 2024, la Tierra superó el récord histórico de calor en dos días consecutivos anunciado por el Servicio de Cambio Climático de Copernicus (C3S). A pesar de ser un dato realmente significativo, tenemos que traducir los datos científicos en cómo esto afecta a las sociedades, pero aceptar la afectación a los ecosistemas en los que convivimos y la repercusión en las vidas humanas es una tarea de mucho calado.
Primeramente, necesitamos conocer y entender que la afectación del cambio climático se traduce en:
- Sequías y consecuente dificultad para acceder al agua dulce.
- Desertización, lo que supone pérdida de terreno para el cultivo de alimentos,
- Calentamiento de mares y océanos, tanto con las dificultades para la obtención de pesca como otra fuente alimenticia como la consecuencia de grandes inundaciones.
- Pérdida de terrenos costeros e insulares, lo que provoca desplazamientos forzosos de la población.
- Incremento de problemas de salud, por el desequilibrio de los ecosistemas y la llegada de especies con las que no sabemos lidiar, infecciones respiratorias, etc.
- Dificultades para mantener el confort saludable ante las adversidades térmicas y que en ocasiones acaban en muerte. • Etc., etc.
Como sociedades debemos aceptar, antes que nada, que el cambio climático y el deterioro ambiental tiene consecuencias sociales, que la salud planetaria y la salud humana van íntimamente ligadas.
Ante todo esto, como docentes, no podemos explicar el cambio climático y acercarnos a los temas ambientales como un contenido más que se aborda desde una programación didáctica que nos dice que debemos tratar el tema durante 15 días. El medioambiente y su afectación se relaciona con todas las áreas de vida, desde la alimentación a la vestimenta, las formas que elegimos para desplazarnos, el ocio, el consumo y también las formas de relación que elegimos como personas. Por tanto, se requiere de una educación holística, de un cambio de paradigma, de una necesidad de contribuir a generar ciudadanía consecuente con cada acto y capaz, también, de reclamar las medidas necesarias para hacer frente a esta situación.
La vigente Ley educativa, conocida como LOMLOE, establece las competencias clave a desarrollar en el alumnado sin ninguna jerarquía entre ellas. La Competencia Ciudadana contribuye a que alumnos y alumnas puedan ejercer una ciudadanía responsable y participar plenamente en la vida social y cívica, basándose en la comprensión de los conceptos y las estructuras sociales, económicas, jurídicas y políticas, así como en el conocimiento de los acontecimientos mundiales y el compromiso activo con la sostenibilidad y el logro de una ciudadanía mundial. Incluye la alfabetización cívica, la adopción consciente de los valores propios de una cultura democrática fundada en el respeto a los derechos humanos, la reflexión crítica acerca de los grandes problemas éticos de nuestro tiempo y el desarrollo de un estilo de vida sostenible acorde con los Objetivos de Desarrollo Sostenible planteados en la Agenda 2030.
28 000 por el clima busca ser un material y guía que ayude mediante recursos y aportaciones a la consecución de esa competencia de manera que pueda trabajarse de forma transversal en las diferentes áreas. Miles de docentes trabajamos de manera voluntaria aportando tiempo a este colectivo para poder facilitar recursos como este, porque consideramos la educación la base de la sociedad y porque como docentes no podemos manejar contenidos educativos de manera aséptica sino preparando para la realidad climática y social que vivimos.
Por último, y no menos importante, no podemos ser ajenos a los intentos de politización de ciertos temas, el climático-ambiental no ha sido ajeno a esto. Por ello, debemos entender que el cuidado del planeta comienza en el cuidado de las personas y en cómo nos tratamos. Frente a la polarización y el enfrentamiento brindemos datos científicos y buen trato. La colaboración es la base de cualquier forma de educación ecosocial, es la forma de relación que crea sociedades sanas que contribuyen al mejor bienestar social y ambiental y no al «sálvese quien pueda». Compartamos 28 000 por el clima, fomentemos la distribución de conocimiento, de colaboración y de muestra de buenas prácticas, seamos ya parte del cambio que contribuya a esa salud planetaria y humana.