El año pasado se cosecharon éxitos y decepciones en los esfuerzos mundiales para hacer frente a la triple crisis planetaria: la crisis del cambio climático; la crisis de la pérdida de naturaleza y biodiversidad y la desertificación; y la crisis de contaminación y desechos.
En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica (COP16) celebrada en Cali (Colombia), los países acordaron reconocer formalmente el rol que desempeñan los Pueblos Indígenas y las comunidades locales en la conservación de la biodiversidad, además se comprometieron a fomentar su participación y poner en marcha un mecanismo para compartir los beneficios de la información digital sobre secuencias genéticas. Sin embargo, las cuestiones relativas a la movilización de recursos y a un marco de seguimiento se pospusieron a la agenda de la reanudación del período de sesiones que se celebrará en febrero de 2025. En el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP29) celebrada en Bakú (Azerbaiyán), los países acordaron normas para el mercado internacional del carbono y prometieron triplicar la financiación en favor de los países en desarrollo afectados por el cambio climático. No obstante, este compromiso se quedó corto con respecto a lo que muchos países habían solicitado.
En Busan (República de Corea), las naciones avanzaron sustancialmente hacia un instrumento mundial para poner fin a la contaminación por plásticos, con puntos de convergencia en 29 de los 32 artículos; sin embargo, las conversaciones se aplazaron sin que se acordara un texto definitivo. Ahora los países deberán esforzarse por resolver sus diferencias para cumplir las aspiraciones de la resolución de 2022 de la Asamblea de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente (UNEA) para poner fin a la contaminación por plásticos. En lo que respecta a la conferencia de las Naciones Unidas sobre las tierras y la desertificación (COP16) celebrada en Riad (Reino de la Arabia Saudita), los países lanzaron la Alianza Mundial de Riad para la Resiliencia frente a la Sequía y la Agenda de Acción de Riad, por la que se comprometen a destinar 12.000 millones de dólares a iniciativas de restauración de tierras y resiliencia a la sequía. Desafortunadamente, las partes no lograron acordar un protocolo jurídicamente vinculante para hacer frente a la sequía, que azota a países de todo el mundo, desde África y Asia hasta América Latina y Europa.