La publicación “Vínculos urbanos-rurales para promover el desarrollo territorial integrado: principios rectores y marco de acción”, llega en un momento en el cual las desigualdades espaciales entre áreas urbanas y rurales es una gran preocupación en la agenda global.
Dentro de 30 años, dos tercios de la población mundial vivirán en áreas urbanas; 90 por ciento del crecimiento urbano tomará lugar en las regiones menos desarrolladas como el este y sur de Asia y el África subsahariana, a un ritmo acelerado y en situaciones donde las capacidades y recursos son más limitados y los desafíos del desarrollo más intensos. Esto hace cada vez más importante la relación entre las comunidades urbanas y rurales.
Las comunidades urbanas y rurales no aparecen aisladas las unas de las otras. Los flujos de personas, bienes, servicios y transporte, por ejemplo, no se dan solo en una dirección.
De hecho, existe un movimiento circular, repetido y reciproco a través del continuum urbano-rural, que conecta estas áreas y genera una sinergia que es mayor a la suma de sus partes y contribuye para generar territorios y regiones funcionales e integradas.
Esta relación urbano-rural se convierte cada vez más en el foco de atención de gobiernos nacionales, regionales y locales, planeadores y agencias de desarrollo. Esto se debe en parte a que la urbanización sostenible es central para el logro de los objetivos de desarrollo global conforme a lo establecido en el conjunto de acuerdos globales suscritos entre 2015 y 2016. Estos incluyen, principalmente, la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y la Nueva Agenda Urbana (NUA). En la primera versión del plan estratégico 2020-2025, la ONU-Hábitat ha propuesto “aumentar la prosperidad de las regiones” como una de sus cuatro áreas de enfoque y mejorar la conectividad espacial y productividad como su resultado principal.
Estos Principios Rectores establecen las bases para la realización de estos objetivos. El continuum urbano-rural posee un gran potencial inexplorado para beneficiar significativamente las personas que habitan estos lugares, asimismo acciones inclusivas, planeadas y responsable son necesarias para entregar estos beneficios. Los Principios Rectores pueden ayudar a la creación de estrategias, políticas y planes de desarrollo urbano y territorial sostenible, que incluya las perspectivas y participación de aquellos cuyas vidas son más afectadas por los mismos. Estos principios son aplicables en conjunto con el Marco de Acción, elaborado a partir de políticas y prácticas concretas, el cual contiene sugerencias prácticas que pueden ser adaptadas a distintos contextos. Cualquier aspecto del desarrollo sostenible trae consigo su propio reto, pero las transformaciones rurales asociadas a la urbanización requieren atención especial. Estos Principios Rectores reúnen ideas y valores, de los cuales todos los agentes de cambio deben estar conscientes cuando están comprometidos con la planeación para el cambio.
Los principios indudablemente evolucionaran a medida que sean adaptados e interpretados, pero es nuestra esperanza que estos serán incorporados y apoyarán la perspectiva urbano-rural y así nadie en estas comunidades será dejado atrás.