gobierno_aragon-logo

Seis días de cabañera con ovejas, perro y alforja

Un año más, las ovejas de Rubén Allué volvieron a poner rumbo a la montaña a principios de junio después de pasar el invierno y parte de la primavera en los fértiles campos de la Hoya. Lo hicieron como antaño, a pie, con el perro pastor y la alforja, atravesando la cabañera que une las tierras de la comarca oscense con la del Sobrarbe.

Seis días con sus respectivas noches tardó en llegar el rebaño a Asín de Broto, donde permanecerán hasta finales de julio, hasta que cambien de pastos y crucen a la vecina Francia, a la zona de Gavarnie. Allí se quedarán lo que resta del verano hasta que allá por octubre o noviembre, cuando arrecie el frío, hagan el camino de vuelta a tierra baja para pasar la parte más dura del invierno. Es la misma trashumancia que años atrás hizo el padre de Rubén y, antes que él, sus antepasados.

En el viaje del pasado mes de junio, el ganadero estuvo acompañado en sus distintas etapas por algunos familiares y amigos que ven en este tradicional manejo del ganado un gran atractivo. “Es una ocasión de ver cómo se cuidaban los animales antiguamente”, dice una de las acompañantes. “Es muy espectacular ver tantas ovejas juntas pasando por caminos tan estrechos y, en algunos tramos, tan peligrosos”, apunta otro.

La trashumancia es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en España desde el año pasado. En nuestro país hay 125.000 kilómetros de vías pecuarias con las que se pone de manifiesto que es una práctica extendida por todas las comunidades autónomas. Hoy en día, el desplazamiento estacional de rebaños sigue siendo un patrimonio vivo que ha originado un rico patrimonio cultural y etnográfico, reflejado en fiestas y tradiciones, en la toponimia, la gastronomía y la arquitectura relacionada con esta actividad.

Fuente: Diario del Alto Aragón

Comparte en tus redes sociales