La renaturalización de las riberas del río Huerva a su paso por el casco urbano de Zaragozaes uno de los principales proyectos estratégicos de la legislatura actual de Natalia Chueca. Unos trabajos que están valorados en cerca de 33 millones de euros y que ahora afrontan la recta final de su primera fase, la menos estética, que preparará el terreno para recuperar uno de los entornos fluviales que atraviesan la capital aragonesa. Esta parte de las obras llegará el lunes a uno de sus momentos decisivos, en el que el ayuntamiento se verá obligado a talar más de 1.500 árboles de una especie exótica invasora, los ailantos.
Se trata de una actuación que era innegociable antes de reverdecer las riberas. De hecho, esta intervención concreta se lleva a cabo con buena parte de los fondos europeos, obtenidos en dos convocatorias de la Fundación Biodiversidad que suman 5 millones, y canalizados a través del Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco). Y es que el ailanto, una especie alóctona de origen chino, está marcado en rojo en todos los listados ecologistas -oficiales y no oficiales-, ya que tiene una serie de particularidades que impiden que la biodiversidad se desarrolle con normalidad.
Es por ello que la retirada de estos ejemplares es una cuestión de orden mayor a la hora de desarrollar los trabajos, que están siendo ejecutados por el grupo aragonés MLN. En cualquier caso, esta pérdida momentánea del arbolado no significará la desaparición de este refugio climático, sino que servirá para propiciar su verdadera implementación. Ya en la segunda fase de las obras de renaturalización, cuyo proyecto está ahora en exposición pública, se plantarán en su lugar cerca de 4.500 ejemplares de 17 especies autóctonas como fresnos, nogales, chopos, olmos o carrascas.
Hay que tener en cuenta que los ailantos suponen en torno al 80% de la vegetación del río Huerva, por lo que la imagen que dará el río durante sus obras de reforma será muy distinta a la que muestra hoy. Los árboles, eso sí, ya están muertos, en un proceso que empezó el pasado mes de abril y para el que ha sido obligatorio usar productos químicos, algo excepcionalísimo en los contratos actuales del área de Medio Ambiente.
Especie invasora
Así lo admite Montse Hernández, jefa de la oficina de este departamento, quien explica que el consistorio “no tenía otra opción” para que el proyecto pudiese seguir adelante. Será el próximo lunes cuando los operarios comiencen a talar los ailantos, en unos trabajos que durarán varias semanas y que, sea como fuere, deberán estar concluidos antes de que acabe el año debido a que cuentan con el apoyo económico de la Unión Europea.
La previsión, eso sí, es que concluya mucho antes, ya que los plazos que manejan desde el ayuntamiento hablan de que la primera fase de las obras deberá estar concluida en agosto, tras un pequeño retraso de dos meses respecto a la fecha original. Además, según explican desde la concejalía que lidera Tatiana Gaudes, también se retirarán otros rebrotes del ailanto, que también se deja ver en forma de cañas. En este caso, se quitarán 9.734 ejemplares.
¿Por qué el ailanto está tan extendido? La explicación técnica reside en que se trata de una especie que se reproduce con extrema facilidad, tanto por dispersión de semillas como por los propios rebrotes. Tanto es así que en el área de Medio Ambiente tienen detectados pisos cercanos en los que se han detectado pequeños ailantos en las macetas de los balcones. El coste del talado de estos árboles rondará el millón de euros, financiados en más del 60% por los fondos captados desde Europa.
Por tramos
Al igual que toda la obra, el talado de estos más de 1.500 árboles, de diferente envergadura, está inventariado por tramos. En el primero, entre los antiguos viveros Sopesens y el soterramiento de Gran Vía, se van a retirar 1.050 ejemplares (567 con un diámetro menor a 18 centímetros y 483 con un grosor superior) y los 9.734 rebrotes pequeños, que ocupan un área de 1.400 metros cuadrados. En el segundo tramo, entre Miguel Servet y la desembocadura en el Ebro, se van a eliminar 396 ailantos (14 de ellos en las calles colindantes) y 109 arces negundos, otra especie arbórea.
Existen tres razones que “obligan” al ayuntamiento a hacer esta actuación de esta manera. La primera, las propias condiciones de la subvención europea y de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), con quien se trabaja de la mano. Por otro lado, la legislación española ampara este talado a través de la ley de Patrimonio Natural y Biodiversidad, ya que el ailanto es una de las especies invasoras incluidas en el catálogo del ministerio. La última razón es que, mientras exista el ailanto, no habrá espacio para las especies autóctonas.
Aun así, el problema no se erradicará por completo, ya que habrá varios ailantos que no se podrán retirar debido a su ubicación, pues podría provocar riesgos de derrumbes. Del mismo modo, la técnica empleada será la de cortar los árboles, sin retirar las raíces, ya que de hacerlo el Huerva se quedaría sin riberas. Por ejemplo, en el segundo tramo hay inventariados más de 3.000 ailantos (2.000 de ellos de gran porte), y tan solo se talarán una cuarta parte.
Casi 200.000 nuevas plantaciones
Además de los cerca de 4.500 árboles autóctonos que sustituirán al ailanto (la cifra exacta es 4.457, con 1.655 en el primer tramo y 2.802 en el segundo), se plantarán arbustos, trepadores y herbáceas en los 2,5 kilómetros del Huerva sobre los que se va a intervenir. En total, incluyendo las cuatro tipologías, se colocarán 193.321 nuevos ejemplares verdes, unos 70.000 en el primer trazado y más de 123.000 en el segundo.
Con todo, la imagen del Huerva cuando finalicen las obras, en 2027, no será ya la definitiva, ya que los procesos de crecimiento, sobre todo de los árboles, son lentos. Desde el consistorio ponen el ejemplo de las riberas del Ebro, renaturalizadas para la Expo 2008 y que, aún en la actualidad, no han terminado de desarrollarse al 100%, aunque la imagen ya es muy distinta a la que se veía previamente.
Otra particularidad que tendrán las nuevas especies está en los arbustos, que no serán los habituales de un entorno fluvial, sino que pertenecerán a ejemplares de un bosque mediterráneo. El motivo es que el nivel freático en el Huerva está a 10 y 15 metros de profundidad, por lo que las raíces de los arbustos fluviales no llegarían de ninguna forma a captar ese agua, y se quiere evitar en la medida de lo posible el riego artificial.
En ese sentido, los arbustos son esenciales para dar cobijo a la fauna, que ahora apenas existe en el Huerva por su degradado estado actual. Desde el ayuntamiento siempre han defendido que, en estos momentos, no es un refugio climático real, ya que es inaccesible.
Para prevenir posibles rebrotes, se creará una brigada especializada de control que monitorizará, casi a diario, el estado de las riberas una vez se hayan eliminado los árboles. Además, el ayuntamiento ha habilitado una oficina de información en el centro de mayores Laín Entralgo, para resolver las dudas que surjan a los vecinos. Cabe destacar aquí que, una vez se planten las especies autóctonas y se repueble el Huerva, la propia sombra que harán los nuevos ejemplares dejarán a los ailantos sin apenas acceso al sol, una de sus principales vitaminas a la hora de reproducirse masivamente.
Además del ailanto, se han detectado otras cuatro especies exóticas invasoras en el Huerva que deberán ser retiradas, aunque en proporción son mucho menores. En ese grupo están las cañas (que se cubrirán con un manto de plástico hasta que se asfixien para poder retirarlas), los agaves y las opuntias (dos especies de cactus) y, por último, las cortaderias (hierbas de la pampa).
Noticia completa: El Periódico de Aragón