El IPCC, las siglas en inglés del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, está inmerso en la gran revisión de la literatura científica sobre la crisis climática. Es la sexta que se realiza desde que en 1988 se creó este grupo vinculado a Naciones Unidas con el objetivo de sentar las bases del conocimiento sobre el calentamiento global a partir de los miles y miles de artículos e investigaciones que se publican sobre este asunto.
La anterior revisión se concluyó en 2014 y sirvió para que se adoptara el Acuerdo de París a finales de 2015. Esta revisión está sirviendo para constatar que los países no están encaminados a cumplir aquel pacto, que busca que el calentamiento sea lo menos catastrófico posible. También para certificar que el tiempo se está agotando y se necesitan cambios drásticos y urgentes.
La revisión se compone de tres bloques de documentos y de un informe final de síntesis. En agosto de 2021 se publicó el informe del grupo I, el referido a las bases físicas del cambio climático. Este febrero se publicó el del grupo II, que se refiere a los impactos y la adaptación al calentamiento. Y el pasado lunes se difundió el del grupo III, que se centra en la mitigación, es decir, en las posibles soluciones. En otoño se publicará el informe de síntesis final.
En este trabajo participan cientos de científicos internacionales, que deben analizar decenas de miles de artículos científicos e investigaciones. Tras meses de trabajo, elaboran un documento de miles de páginas y una propuesta de resumen de varias docenas. Ese resumen luego se revisa punto por punto durante dos semanas por el equipo de científicos y por los representantes designados por los casi 200 países que participan en las negociaciones climáticas de la ONU.
Estos son algunos de los hallazgos más relevantes de esta sexta revisión que sirven para conformar un retrato de esta crisis global.
¿Existe el cambio climático?
Sí. Y es responsabilidad solo de una de las especies que habitan el planeta: el ser humano. El primer informe de los tres que se han publicado, el difundido en agosto, fulminó el negacionismo desde la primera línea al considerar “inequívoco” que el ser humano y sus actividades han “calentado la atmósfera, el océano y la tierra”. Esto ha generado cambios “generalizados y rápidos en la atmósfera, el océano, la criosfera y la biosfera”.
Desde el primer informe del IPCC, en 1990, el debate sobre la responsabilidad del ser humano había recorrido las conclusiones de los expertos hasta llegar a esta sexta revisión, cuando se produce un cambio de paradigma y ya no hay lugar para la duda: la humanidad es la culpable.
¿Por qué el ser humano es el responsable?
Tras ese calentamiento impulsado por las actividades del ser humano están los gases de efecto invernadero, que sobrecalientan la superficie del planeta. Esos gases —el dióxido de carbono (CO₂), el metano (CH₄) y el óxido nitroso (N₂O)— han estado presentes durante miles de millones de años en la atmósfera y son los que contribuyen a hacer el planeta más habitable. Pero el ser humano, principalmente a partir del enorme incremento de la quema de combustibles fósiles a partir de la Revolución Industrial, ha roto el equilibrio existente y disparado su presencia en la atmósfera. Por ejemplo, la concentración del CO₂ —el principal gas de efecto invernadero— es la más alta a la que se ha llegado en los dos últimos millones de años y las de CH₄ y N₂O no habían alcanzado unos niveles tan altos en los últimos 800.000 años.
Estos gases se quedan en la atmósfera durante décadas o siglos, en función del gas. El dióxido de carbono, el más abundante, puede permanecer siglos y el metano desaparece antes, en una o dos décadas, aunque su poder de calentamiento es muchísimo mayor. Debido a las emisiones pasadas, el crecimiento de las temperaturas del planeta —que aumentan a un ritmo sin precedentes en al menos los últimos 2.000 años— no se puede detener ahora y continuará al menos hasta 2050.
¿Cuánto se ha calentado ya el planeta?
El punto que se toma como referencia es la media de la temperatura del periodo comprendido entre 1850 y 1900. Y en la última década, 2011-2020, la temperatura global de la superficie del planeta era ya casi 1,1 grados Celsius mayor respecto a esos niveles preindustriales. El calentamiento de la superficie terrestre (1,6 grados) es mucho mayor que el de la oceánica (0,9). Y hay algunas zonas del planeta, como el Ártico o la región mediterránea, en las que el aumento de la temperatura es bastante más pronunciado.
Si las emisiones continuaran al mismo ritmo que hasta ahora el calentamiento medio llegaría a finales de siglo a los 4,4 grados, lo que tendría unas consecuencias mucho más desastrosas. La última vez en la que la temperatura de la superficie planetaria estuvo 2,5 grados por encima de los niveles preindustriales fue hace tres millones de años, cuando ni siquiera existía el ser humano.
Acceso a la noticia completa de El País. Manuel Planelles