Tras una larga noche de negociaciones en Dubái, los representantes de los casi 200 países reunidos en la cumbre del clima que se celebra en esta ciudad de Emiratos Árabes Unidos (EAU) han aprobado la mañana de este miércoles un acuerdo en el que se aboga por acometer la transición para dejar atrás los combustibles fósiles, en una referencia directa al petróleo, al gas y al carbón. Estos son los principales responsables de la crisis climática, pero durante décadas de negociaciones las llamadas para abandonarlos se han quedado fuera de los textos de las negociaciones climáticas.
La presidencia de esta cumbre, conocida como COP28, ha estado en manos de Emiratos Árabes Unidos, un país en el que alrededor del 30% de sus ingresos proceden del petróleo y el gas, algo que a muchos hizo dudar de que de esta cita saliera un llamamiento directo contra los combustibles fósiles. Pero así ha sido a pesar de la abierta y dura oposición ejercida por países altamente dependientes del petróleo como Arabia Saudí e Irak.
“Muchos dijeron que no podríamos”, ha sostenido Sultán al Jaber, presidente de esta COP y que ha comandado las negociaciones. “Esto es histórico”, ha dicho sobre el acuerdo. Paradójicamente, Al Jaber, además de ministro de Industria de EAU, es el director general de ADNOC, la petrolera estatal.
Al central el foco en los combustibles la cumbre se había convertido en un todo o nada. O se mencionaban por primera vez (ya se intentó y no se logró en la cumbre de Glasgow de 2021) o no se hacía, con lo que se cerraría como un fracaso para muchos estados, entre los que destacan por su activismo en este punto la Unión Europea, que ha aplaudido el pacto.
La duda en las últimas horas de negociación era qué verbo acompañaría a la referencia a los combustibles. Las naciones más ambiciosas quería un claro “eliminar progresivamente” su uso y producción, frente a la reducción que aparecía en el borrador difundido por la presidencia de la COP28 el lunes, que despertó muchas críticas desde el lado ecologista.
Finalmente, la última propuesta de acuerdo lanzada este miércoles en el tiempo de descuento (la cumbre debería haber terminado ayer) proponía hacer una transición —”transitioning away”, es la expresión inglesa utilizada— para dejar atrás los combustibles fósiles “en los sistemas energéticos, de manera justa, ordenada y equitativa, acelerando la adopción de medidas en este decenio crítico, a fin de lograr el cero neto para 2050″.
Esa ha sido la fórmula aprobada por los países un plenario celebrado en la mañana de este miércoles. “Es el principio del fin”, ha dicho Simon Stiell, máximo responsable del área de cambio climático de la ONU, en referencia a los combustibles fósiles, a los que se señala en el acuerdo cerrado en Dubái. “Es un claro mensaje”, ha añadido.
Planes climáticos
Ese llamamiento contra los combustibles fósiles se realiza en el contexto de los nuevos planes climáticos que los países deben presentar en 2025 para seguir reduciendo sus emisiones. Y en la parte energética del texto, la que tiene más chicha, se pide también a todos los países que “contribuyan” con otras medidas, como a los siguientes esfuerzos mundiales “triplicar la capacidad mundial de energía renovable y duplicar la tasa media anual mundial de mejoras de la eficiencia energética para 2030″ y “acelerar los esfuerzos encaminados a la eliminación gradual de la energía del carbón” que no disponga de sistemas de captura de las emisiones.
Además, entre esas medidas se incluye la eliminación progresiva de “las subvenciones ineficientes a los combustibles fósiles”, aunque sin fijar fechas. Y se apuesta también por “reducir sustancialmente las emisiones distintas del dióxido de carbono a nivel mundial, incluidas en particular las emisiones de metano para 2030″, aunque también sin fijar una meta concreta.
El texto deja abiertas varias puertas al sector fósil, que se ha sentido amenazado en esta cumbre pero que durante décadas ha conseguido que en estos acuerdos climáticos se hable de emisiones de gases de efecto en general pero no de sus causantes, los combustibles fósiles. Se menciona el uso de “combustibles con emisiones de carbono nulas o con bajas emisiones de carbono mucho antes de mediados de siglo o alrededor de esa fecha”. Entre las tecnologías que se pide que se aceleren, además de las renovables y la nuclear, se apunta a “las tecnologías de reducción y eliminación, como la captura, utilización y almacenamiento de carbono, en particular en sectores difíciles de reducir, y la producción de hidrógeno con bajas emisiones de carbono”.
Por último, se menciona también la necesidad de “acelerar la reducción de las emisiones del transporte por carretera”, “con infraestructuras y el despliegue rápido de vehículos de emisión cero y de baja emisión”.
Este texto supone una señal clara para lo que deben incluir los países firmantes del Acuerdo de París en sus próximos planes climáticos, que deberán presentarse en 2025 y que deben servir para que el calentamiento se quede entre los 1,5 y los 2 grados Celsius respecto a los niveles preindustriales. Ese es el nivel de seguridad que plantea el Acuerdo de París, firmado en 2015. Sin embargo, los actuales planes que tienen los países y que abarcan hasta 2030 llevarán a un calentamiento, en el mejor de los escenarios, de entre 2,1 y 2,8 grados, como se reconoce en el texto presentado por la presidencia de la cumbre. Por eso se necesitan que se endurezcan y se dan estas orientaciones que ponen por primera vez a los combustibles fósiles claramente en el punto de mira.
Las primeras reacciones de algunos activistas y analistas al texto han destacado que la propuesta “hace un claro llamamiento al mundo para que abandone los combustibles fósiles y acelere la acción en esta década”, ha indicado Melanie Robinson, del Instituto de Recursos Mundiales. En su opinión, “movería drásticamente la aguja en la lucha contra el cambio climático y superaría la inmensa presión de los intereses del petróleo y el gas”.
Stephen Cornelius, de WWF, ha añadido: “este borrador es una mejora muy necesaria con respecto a la última versión, que causó indignación con razón”. Aunque ha advertido que no se “llega a pedir la eliminación total del carbón, el petróleo y el gas”. En todo caso, este ecologista sostiene que “representaría un momento significativo”. “Durante décadas, las conversaciones sobre el clima de la ONU no han abordado los combustibles que impulsan la crisis climática”, ha recordado.