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Más de 3.000 personas han visitado la exposición homenaje a la vida de los colonos de La Alfranca

La exposición etnográfica ‘La vida Franca’ dice adiós tras siete meses abierta al público. La muestra, por la que han pasado más de 3.100 personas, ha permitido revivir la historia de las decenas de familias de colonos que se asentaron en la finca agrícola de La Alfranca en torno a los años 50, 60 y 70. La sala Agustina de Aragón, ubicada en el Palacio de los Marqueses de Ayerbe, ha acogido este recorrido histórico que, a lo largo de diferentes espacios, reconstruía escenas costumbristas de la época, recreando algunas de las estancias de las viviendas de los colonos y recuperando elementos de su vida cotidiana. Sin embargo, uno de los elementos que más emoción ha suscitado entre los visitantes han sido los testimonios grabados a los propios colonos que trabajaron y vivieron en la finca.

La exposición, promovida por la Dirección General de Cambio Climático y Educación Ambiental del Gobierno de Aragón y llevada a cabo por la comisaria Mercedes Bueno, que ha buscado poner en valor la historia de la finca y, por extensión, la de muchos pueblos de Aragón surgidos de la misma manera.

Según la propia Mercedes Bueno, “esta exposición era necesaria porque recupera una parte de la historia de la finca La Alfranca que estaba pendiente de escribir hasta esta ocasión”. Además, “pone en valor y visibiliza la vida y los trabajos realizados por colonos y trabajadores de la finca durante el siglo XX, que aquí han salido a la luz con sus rostros y sus nombres y apellidos, así como las labores que realizaron”. Para dar a conocer todos los detalles de esa historia, se han realizado un total de 48 visitas guiadas personalizadas por la exposición a lo largo de estos meses. Un trabajo que ha permitido promover la mediación cultural y acercar las emociones al público.

Para llevar a cabo esta exposición, Bueno, en colaboración con La Alfranca, trabajó durante más de un año rescatando la historia de estos colonos y recuperando elementos antiguos de su vida, algunos de ellos en estado de deterioro.

Con ‘La Vida Franca’, La Alfranca se despide de una de sus exposiciones más emocionantes e identitarias. Una obra que recupera parte de la esencia y razón de ser de este espacio tan emblemático.

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